Políticas

16/7/2009|1091

EXCLUSIVO DE INTERNET | El rescate de Mastellone, por otros medios

La derrota de Kirchner en las recientes elecciones obligó a Mastellone (La Serenísima) a pasar a segundo plano la táctica de agitar la desnacionalización del monopolio lácteo para lograr fondos baratos de la Anses con los que cubrir sus baches financieros. Ahora, sin dejar de esperar ante la ventanilla estatal, Mastellone volvió a los viejos métodos.

El monopolio lácteo necesita salir del balance negativo (265 millones de pesos en pérdidas en 2008) para acceder a la refinanciación de su deuda (300 millones de dólares entre bonos y préstamos bancarios) y poder pagarla, según confesó a tamberos del oeste bonaerense (La Opinión, Trenque Lauquen, 9/4).

Para lograrlo, Mastellone volvió  a las presiones sobre el gobierno para lograr un aumento de los precios de la leche, el yogur, los quesos y todos los productos lácteos en general. “Pascual Mastellone también se habría envalentonado con el resultado electoral, porque presumiría que el gobierno seguirá descomprimiendo el cepo sobre los precios” (La Nación, 9/7). Algo de esto ya comenzó a funcionar, pues una semana después de las elecciones legislativas el ‘autoritario’ secretario Guillermo Moreno “autorizó a la empresa a aumentar 2% sus precios y tiene pendiente resolver un reclamo por compensaciones presuntamente atrasadas por unos 90 millones de pesos” (ídem).

La otra vía de salida de Mastellone es el congelamiento del precio de la leche cruda que le compra a los tamberos, decisión que la mayoría de la dirigencia tambera no cuestiona. En un reciente encuentro en Córdoba, la versión provincial de la Mesa de Enlace y el sector tambero cordobés prokirchnerista, con la venia del gobernador Schiaretti, acordaron impulsar el aumento del subsidio estatal a la compra de leche cruda por parte de la industria, para llevarlo de 10 a 25 centavos. De esta forma, el Estado se haría cargo del aumento de los costos del tambero, provocada por la inflación de los precios en beneficio de la industria.   

Tamberos chicos, sin salida

Córdoba muestra las contradicciones de los tamberos, cuyas direcciones políticas buscan evitar un enfrentamiento con la industria y con las grandes cadenas de supermercados. Los tamberos chicos forzaron la protesta del jueves 2 en la capital provincial (reparto de leche frente a un supermercado), superando a la dirigencia que había decidido postergarla por el “nuevo cuadro político” postelectoral. El martes 7 repitieron la protesta y el 17 de julio volverán a las puertas de los supermercados, a los que acusan de quedarse con la renta láctea. Esta es la línea que impulsa la Federación Agraria.

Mientras, el noreste de Córdoba está en camino de perder la mitad de sus tambos (La Voz del Interior, 25/5), que están endeudados, venden la leche cruda a precio congelado y la cobran a tres meses; además, han sido castigados por la sequía. Como no logran financiamiento para mejorar el alimento de sus vacas, su producción lechera por animal cayó a la mitad del promedio nacional, hundiéndose todavía más.

El mismo panorama se observa en Santa Fe, donde una confederación de tamberos ha denunciado “el engaño de los subsidios [que] termina perjudicando al productor y beneficiando a la industria, ya que ésta se ampara en ellos para pagar menos el litro de leche”. Pero esa confederación está afiliada a CRA, que avaló los subsidios.

La dirigencia tambera también propone “eliminar de inmediato las trabas a la exportación y dejar atrás una etapa de intervenciones negativas en los mercados” (La Voz del Interior, 8/7). Pero la consigna exportadora no beneficia al tambero sino a la industria láctea. Según la estadística oficial, los principales exportadores de productos lácteos en los primeros cinco meses de 2009 fueron Molfino (de la canadiense Saputo), Mastellone, SanCor, Williner, Verónica, La Sibila (estas tres, industrias grandes y de capital local), Nestlé Argentina y Milkaut (de la francesa Bongrain). Y la liberación de los mercados es música en los oídos de Mastellone, que monopoliza la oferta y la demanda de leche fluida en Capital y Gran Buenos Aires, incluida la leche que le compra su socia Danone, la francesa dueña de los yogures y postres de la marca La Serenísima.

En este cuadro, los tamberos chicos están condenados a desaparecer. Los Biolcatti repiten que se cierran tres tambos por día, pero no aclaran que la producción de esas unidades es reemplazada por la de establecimientos más grandes (como el suyo), que incluso compran los remates de vacas lecheras de los tambos que cierran (El Litoral, 25/11/08).

Hay que tener en cuenta que la internacionalización de la comercialización de la leche ha llevado a un proceso mundial de concentración, similar al que se vive en el país. “En los últimos treinta años, el 80 por ciento de los establecimientos lecheros en el mundo han cerrado y la tendencia principal es el aumento en la escala, lo que produce mayor concentración de tambos” (La Opinión de Rafaela, 25/6), dijo Christian Robert, director general de la Federación Internacional de la Leche (FIL), una asociación técnica. “Se evidencia una mayor concentración de las propiedades, con un proceso de remate de vacas”, agregó.

Ahora, ante la depresión de los precios internacionales, la industria y los supermercados amenazan con reducir aún más el precio que recibe el tambo, porque estiman que la demanda doméstica “volvería a achicarse y, por lo tanto, los stocks amenazan con crecer” (Ámbito Financiero, 17/4). Esto, mientras la mitad de la población es pobre o indigente y un plan estatal de provisión masiva de leche y otros productos lácteos potenciaría enormemente la demanda.

Una reorganización completa de la cadena láctea no está en las miras de ninguno de los actores de este drama. La nacionalización sin indemnización de la gran industria lechera, bajo control de sus trabajadores, empezando por Mastellone y SanCor, con las deudas a cargo de sus actuales accionistas, es la piedra angular de una política que impulse el crecimiento de la producción de leche de calidad y barata para la mesa de las familias argentinas, y garantizando la compra de la leche cruda a los tamberos chicos.   

Paul Castañeda