Entiendo que el proceso de actividad de la conciencia y con ello del pensamiento del ser se inicia por medio de la estimulación generada por el medio en el cual el sujeto se desenvuelve en su praxis. Con ello no apruebo ningún tipo de universalismo; afirmando que no hay por lo tanto filosofía universal alguna, porque no hay una solución universal de las cuestiones que la constituyan en el fondo. Cada país, cada época, cada filosofía, ha tenido su filosofía peculiar que ha cundido más o menos, que ha durado más o menos, porque cada país, cada época y cada escuela, ha dado una solución distinta de los problemas del espíritu humano. Es por eso que la tarea intelectual de todo sujeto debe verse determinada por las relaciones del contexto social en el cual se ve imbuido, y su producción reflexiva será aplicada a esas relaciones del medio que lo atraviesan. El llamado es para pensar el aquí y ahora de nuestra sociedad, y criticar dicho objeto de estudio con el fin de pronunciar las soluciones posibles a los desequilibrios registrados. Alberdi nos decía a mediados del siglo XIX: “Así la discusión de nuestros estudios será más que en el sentido de una filosofía especulativa, de la filosofía positiva y real, de la filosofía aplicada a los intereses sociales, políticos, religiosos y morales de estos países. De día en día, la filosofía se hace estudio positivo, financiero, histórico, industrial, literario, en vez de la ideología y de la psicología. Nuestra filosofía ha de salir de nuestras necesidades, pues según estas necesidades se determinará cuáles son los problemas a los que estamos llamados a establecer y resolver en este momento, que son los de la libertad, derecho y conquistas sociales.” Hacer una radiografía adecuada sobre las relaciones sociales y encontrar su roca dura es la misión de todo pensamiento en estas sociedades oprimidas que aún se desenvuelven bajo el yugo de la explotación. El ser consciente de esa injusticia y promover soluciones prácticas efectivas para su superación es la actividad esperada.

(Comentario a “La cobardía de los escritores”, publicado en publicado en Prensa Obrera Online Nº 4, 28/enero/09).

Enviado por Silvano Zapiran el viernes, 30/1/09