EXCLUSIVO DE INTERNET | Gripe porcina

Pronósticos de masacre. La gripe porcina, el virus H1N1 de tipo A es un híbrido de cepas humanas, porcinas y aviares. Al domingo, la Organización Mundial de la Salud contaba 898 casos en 19 países, entre ellos 506 en México (20 muertos), y 226 en Estados Unidos (una muerte). La pandemia, advirtió, “es inminente” y podría atenuarse para volver a atacar en unos meses “con una virulencia sin precedentes”. En las grandes epidemias, el primer brote es benigno y, cuando el virus de origen animal “aprende a adaptarse mejor al ser humano, la benignidad del brote se convierte en masacre” (AF, 29-4). La OMS reconoce que “las naciones pobres serán las más afectadas” pero dejó en manos de cada una las decisiones (suspender las clases, modificar los horarios de trabajo), incluso la de “tener los antivirales suficientes”. Los países ricos ya acumularon millones de dosis.

A río revuelto… Las multinacionales farmacéuticas están de parabienes. La OMS “encargó” una vacuna a la multinacional Novartis. “Si se desata una pandemia grave, habría que inocular unos 2.000 millones de personas, lo que será un negocio espectacular” (AF 29-4). Mientras el Banco Mundial anunció que el costo económico de la gripe provocará una caída del PBI mundial y acentuará las consecuencias de la crisis mundial en curso, Roche y Glaxo, dueños de la patente de los antivirales Tamiflu y Relenza, treparon 5% en un solo día. Biota Holdings, que dio la licencia de Relenza a Glaxo, subió un 82% (Reuters, 27/4). Ya ganaron miles de millones de dólares con la gripe aviar. “Las epidemias son sus mayores oportunidades de negocio”, denuncia la científica mexicana Silvia Ribeiro, que adjudica la epidemia al sistema de cría industrial de animales, dominado por transnacionales que intervienen genéticamente el ganado, fabrican su alimento, elaboran las vacunas veterinarias… y después los antivirales para combatir las enfermedades que los monstruos que fabricaron transmiten (ver Prensa Obrera Nº 1.081).

Con el bacon, no. Con los mexicanos, sí. Obama, el secretario de Agricultura Tom Vilsak, la Comisión de Agricultura de la Cámara Baja se han puesto al frente de la campaña para que la gripe porcina cambie de nombre después de que varios países (Rusia y China, entre ellos) bloquearon las exportaciones de carne de cerdo yanky y el precio de los futuros de porcino cayeran en picada. Los primeros en pagar el pato fueron los inmigrantes mexicanos, objeto de una campaña xenófoba virulenta en todo el Sur de Estados Unidos. El gobierno está usando la gripe para reforzar la represión contra los inmigrantes; “las autoridades tratan de interceptar” a los que llegan a trabajar en las cosechas del verano boreal (AP, 4/5).

México. La crisis sanitaria exasperó la crisis política en México. ¿Por qué sigue muriendo gente (22) si se supone que con el Tamiflu el virus no es mortal y el gobierno jura que tiene medicación suficiente? Mientras el ministro de Salud culpa a los pacientes “que llegan tarde”, el máximo experto gubernamental en epidemiología Miguel Ángel Lezana desconcertó a todo el mundo diciendo que sólo hay siete casos confirmados sobre 152 muertes sospechosas (El País, 29/4). En una tumultuosa conferencia de prensa, el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, confundió las estadísticas y “admitió que la pobreza en que vive gran parte de la población es factor que aumenta el riesgo”. Ocaña hay en todas partes.

Villalobos precisó que la epidemia se concentró “en las ciudades” por lo que no descartó que en “algún momento” se establezca un “cerco especial” en torno a éstas (La Jornada, 4/5). Los organismos de derechos humanos mexicanos denuncian que el gobierno de Calderón utiliza la gripe para vulnerar las libertades públicas en vísperas de las legislativas. El “cercado” también es Calderón: analistas financieros y la calificadora de riesgo Moody’s aseguran que la gripe podría destruir la economía de México, ya en recesión, “ubicando la contracción hasta en un 5,5% en 2009″ con una pérdida neta de un millón de empleos”.

Guerra bacteriológica. El virus de la gripe porcina podría ser uno de los tantos engendros mortíferos “fabricados” en los laboratorios yankys para la guerra bacteriológica, afirman expertos norteamericanos (globalresearch.ca). El neoyorquino Ralph Schoenman dice que “en laboratorios de nivel 4 y 5 en todo el país las enfermedades más virulentas han sido alteradas de tal forma que no hay defensa contra ellas, y han sido arrojadas en varias partes del mundo. Se han dispersado en África, y han sido monitoreadas por militares estadounidenses”. Lo mismo afirma Wayne Madsen, un científico de las Naciones Unidas, y la investigadora Lori Price, que recuerda que Donald Rumsfeld, el ex secretario de Defensa de Bush es directivo desde hace 20 años del laboratorio Gilead Sciences, Inc., la firma con sede en California que fabrica y tiene los derechos de Tamiflu.

¿Y por casa? En la Argentina ya aumentaron el precio de las vacunas antigripales comunes un 30% y “muchos locales no la tienen en stock” (AF, 4/5). Roche dice que tiene dosis “suficientes” de Tamiflu (¡suficientes para cuántos!) y el gobierno anunció que su distribución quedará a cargo del Ministerio de Salud y no podrá ser comprado en farmacias (AF, 29/4). Una medida correctísima, si no fuera que éstos son mismos del dengue, la mortalidad infantil y materna, los medicamentos truchos, la efedrina y los hospitales desmantelados. El gobierno no informó a qué precio compró o comprará el divino Tamiflu. El precio debe ser 0. Lo que corresponde es confiscar el stock, desconocer la patente y que el Estado empiece a fabricarlo sin más demoras. Hay que nombrar inmediatamente personal sanitario. Hay “un déficit que supera las 90 mil enfermeras”, según un estudio realizado por la Universidad de Buenos Aires. En la Capital hay “6 mil cargos sin cubrir y se necesitan 4 mil en los hospitales bonaerenses” (Crítica, 27/7/08). Se debe triplicar el presupuesto de salud. La ministra Ocaña no fue capaz de prevenir ni de contener el brote de dengue. Ahora, con el mismo fatalismo, “vislumbra” que la gripe porcina “no se pude contener ni evitar”, pero que será mucho más grave en el hemisferio sur porque llega en invierno. Hay que echarla. Es preciso que la población, a través de los trabajadores de la salud y de las asambleas de vecinos, tome en sus manos el control de los recursos sanitarios.

Olga Cristóbal