Políticas

18/6/2009|1088

EXCLUSIVO DE INTERNET | Hecha la ley, hecha la trampa

Los jueces garantizan a Grassi años de libertad

Julio Grassi fue encontrado culpable en sólo dos casos de abuso sexual de menores, agravado. Los jueces hasta autorizaron que un condenado por delitos sexuales contra un niño a su cargo vuelva al lugar del hecho y esté en contacto con menores, con la sola compañía de una persona que él (el paidófilo) designe. La querella y el fiscal van a apelar ante la Cámara de Casación la libertad provisional y el libre ingreso de Grassi en las sedes de La Fundación.

En el veredicto de los jueces del Tribunal de Morón (TOF) está la llave de la impunidad. Al decidir que Grassi espere libre la confirmación de la sentencia, le han otorgado años de libertad porque la Cámara de Casación, ante la que se deben presentar las apelaciones, no tiene plazos para expedirse. “A Grassi le queda presentar un recurso de apelación ante la Cámara de Casación bonaerense. Después podría recurrir ante la Suprema Corte bonaerense y por último a la Corte Suprema de Justicia nacional a través de un recurso de queja o un recurso extraordinario. Podría seguir libre hasta que se resuelvan todas esas instancias, a no ser que los tribunales que revisen la sentencia consideren que existe peligro de fuga”, dice Diego Freedman, profesor de Derecho Penal, que agrega que no conoce antecedentes similares (Crítica, 11/6). Hasta el paidófilo se permitió señalar la incoherencia: “O soy bueno o soy malo y acá se declaró un empate. Pero el empate no va. Si yo puedo salir a la calle y hasta tener contacto con los chicos es porque soy una persona de bien. Se trató de hacer algo salomónico, pero no lo es. Una persona mala que se dedica a este tipo de cosas tiene que ser serial, y en eso se apoyaba toda la acusación. Pero me condenaron por un solo caso”, argumentó el cura (El Argentino.com, 14/6).

Hacete amigo del juez

Dos de los tres jueces del Tribunal que juzgó a Grassi están vinculados con el paidófilo. “El juez que redactó el veredicto fue Mario Gómez, quien llegó al cargo propuesto por el dirigente radical Marcos Di Caprio, socio de Daniel Cavo, uno de los abogados de Grassi”.

El segundo juez, Luis María Andueza, por su parte, llegó al TOF apadrinado por Luis Victorino Rappazzo, “un hombre de gran influencia en el fuero a la hora de decidir designaciones”, a quien se presenta como “el estratega en las sombras” de la defensa de Grassi. Este Rappazzo es el defensor de otro abogado de Grassi, Miguel Pierri, procesado por amenazas a uno de los chicos abusados. Rappazzo también es el padre del fiscal que elevó la causa Grassi a juicio, en la que “muchos observaron muchos agujeros” que permitieron desestimar los otros casos de abuso. Rappazzo “anduvo el miércoles a los abrazos y los besos con Raúl Portal, como si festejaran la sentencia” (Página/12, 15/6).

Andueza declaró que no le “remuerde la conciencia” por haber dejado en libertad a Grassi y que, como juez, le preocupa más que “el condenado pueda escaparse” y no que “toquetee a un chico” (Clarín, 12/6). La franqueza brutal no oculta que miente. Los abogados Juan Pablo Gallego y Jorge Calcagno pidieron el juicio político de Andueza, porque “manifestó que su principal preocupación era evitar una fuga y no la posible reincidencia” (diariodelsur.com.ar, 15/6).

“La sentencia, en diversos tramos, reproduce argumentos defensistas de Grassi tendientes a su exculpación, efectuando un desguace deliberado de la prueba de cargo”, denunció uno de los querellantes, Juan Pablo Gallego. Además, está plagado de contradicciones. Destaca el “buen comportamiento” de Grassi y a la vez reconoce que “una vez que conoció sobre su orden de detención se presentó con su letrado en la Fiscalía a la mañana siguiente, si bien esa noche eludió públicamente a la comisión policial que lo buscaba para aprehenderlo”. ¿Eludió a la policía o tiene buen comportamiento? Los jueces desestimaron no sólo las denuncias de aprietes, golpes y amenazas contra los chicos que denunciaron y sus representantes. También desoyeron las declaraciones de una de las testigos, ex empleada de la Fundación, quien habló de “chicas que se embarazan dentro de la institución a raíz de violaciones o relaciones sexuales frecuentes” (Página/12, 15/6). ¿Dónde están esas chicas y sus hijos? No les interesó. Cuestionan el relato de “Gabriel” porque el abuso sólo abarca dos días. Pero Grabriel, que tenía 13 años cuando Grassi lo abusó, ¡se escapó de la Fundación después del hecho! Tampoco registraron los testimonios que afirman que internos de la Fundación pernoctan en la quinta de Grassi.

El único objetivo del TOF fue garantizar la impunidad del paidófilo y ofrecerle una zona liberada para abusar de menores con subsidio estatal.

Clementina Robles