Políticas

23/4/2009|1080

EXCLUSIVO DE INTERNET | La crisis mundial pega a Brasil

Entrevista a Osvaldo Coggiola

-¿Cómo afecta la crisis mundial a Brasil?

– El gobierno de Lula declaró inicialmente que la crisis mundial no iba a afectar a Brasil; posteriormente se tuvo que corregir varias veces. Antes de la crisis, había declarado que la deuda externa ya no existía más, y que el Brasil había recuperado su total independencia económica, política, etc. Al poco tiempo, se hizo evidente que la deuda externa privada es una hipoteca descomunal. Los bancos fueron auxiliados con subsidios que superan los 6 mil millones de dólares. Las industrias brasileñas han procedido a dar vacaciones adelantadas, a suspender y a despedir a cientos de miles de personas. La desocupación oficial, creciente, enmascara el salto mayor aún de la desocupación real. La producción de acero bruto (Brasil es uno de los primeros productores mundiales) ha caído 42,1% en relación a 2008. Al mismo tiempo la industria recibió importantes exenciones impositivas, por miles de millones de reales, lo cual hipoteca el futuro de Brasil y descarga la crisis sobre los trabajadores. Lula tuvo que recurrir al respaldo de la Reserva Federal para frenar la fuga de divisas. Brasil venía teniendo superávit fiscales superiores al 6% anual. Actualmente, tiene déficit fiscal; todas las metas de política económica están cuestionadas.

La continuidad de los programas sociales compensatorios (Bolsa Familia y otros) se encuentra amenazada por la caída del ingreso fiscal. Esto amenaza una de las bases político-sociales de Lula, o sea las ONGs encargadas de administrarlos junto con los funcionarios públicos. Por eso, la crisis económica es un factor directo de crisis política.

– ¿Cómo reacciona el movimiento obrero?

Por ahora, la reacción es de incertidumbre frente al tamaño de las medidas que se están adoptando. Se congeló el ingreso de funcionarios públicos. Los despidos que más se notan son los de las industrias más importantes, pero en la pequeña y mediana empresa hay una cantidad absolutamente fenomenal. En el sector educacional privado, de enormes dimensiones, han cesanteado hasta el 60% de los profesores.

Los sindicatos, en general, tienen la línea de negociar la debacle. La CUT acepta las vacaciones anticipadas, las rebajas de salarios, las suspensiones, los bancos de horas. Sindicatos situados a la derecha de la CUT, como Fuerza Sindical, la están criticando por izquierda. En general, la línea de los sindicatos ha sido la de negociar separadamente. Sin embargo, en algunos sectores, como los petroleros, ha habido una respuesta huelguística importante, delineando una crisis en la propia CUT. En Embraer (Empresa Brasileira de Aeronáutica), el Tribunal Superior de Trabajo mantuvo el despido de 4.200 trabajadores, después que hubiera sido suspendido por el tribunal regional. El Sindicato Metalúrgico de São José dos Campos se encuentra en Conlutas con otros sindicatos combativos. Conlutas ha planteado acciones en común (hubo una jornada nacional de lucha el 30 de marzo), que no supera el nivel propagandístico.

La burocracia recibe recursos de impuestos estatales compulsorios, la administración directa de fondos estatales, o la gestión de fondos privados de pensión. La CUT se ha transformado en una “central de negocios”. Un economista calculó que es una de las cinco mayores empresas del país.

-¿Las tendencias antiburocráticas?

-Hay un desarrollo de ellas. De un lado, tenemos los sindicatos nucleados en Conlutas; son sindicatos de izquierda, aunque algunos de carácter bastante burocrático. Conlutas, bajo la influencia del PSTU, ha tenido un éxito relativo en organizar a los sectores sindicales más combativos, aunque todavía es un sector muy minoritario del movimiento obrero. Está también la llamada Intersindical, que se compone de direcciones sindicales que en su momento no aceptaron el planteo de la Conlutas de crear una corriente sindical al margen de la CUT, pero que salieron después de un cierto tiempo. Está bajo la influencia de diversas corrientes del PSOL.

Está en curso una ofensiva estatal y paraestatal del gobierno contra el clasismo. El sindicato nacional universitario (Andes), por ejemplo, uno de los pilares de Conlutas, enfrenta el montaje de un sindicato oficialista, que se beneficia del impuesto sindical, de la tasa asistencial y de otras exacciones compulsorias.

-¿Cómo preparan Lula y la burguesía la campaña electoral?

Las elecciones generales serán en el segundo semestre de 2010. Lula ha tenido, hasta el momento, un índice de aprobación bastante alto. De un lado por el apoyo que le dio la burguesía y el imperialismo. Lula creó una serie de programas que benefician aproximadamente a 20 millones de personas. Regiones enteras giran económicamente en torno de beneficios de los programas sociales. Pero el aparato político que sustentó la carrera política de Lula, el PT, es hoy prácticamente un fantasma. La “candidata de Lula”, Dilma Roussef, lanzada al margen de las instancias partidarias, es una burócrata sin antecedentes políticos, que en los sondajes pierde hasta para Heloísa Helena, del PSOL, a la que se le adjudican entre el 10 y 15% de los votos.

El PSDB tiene como candidato al gobernador de San Pablo, José Serra, un candidato autoproclamado; obtendría una cantidad de votos muy baja en las regiones más pobres del Nordeste. Sería un candidato de los sectores más ricos de San Pablo, y de su clase media. Algunas encuestas electorales lo dan vencedor con porcentajes superiores al 40%. Pero Serra no las tiene todas consigo: el gobernador de Minas Gerais, Aécio Neves reclama una elección interna en el PSDB, lo que Serra por el momento descarta. Neves amenaza con romper con el partido. El partido con mayor representación parlamentaria, PMDB, subasta su apoyo al mejor postor.

El panorama electoral es, por lo tanto, borrascoso. La candidata de Lula es artificial y hoy tiene menos votos que los candidatos de la burguesía. La izquierda del PT, totalmente adaptada (“críticamente”) a Lula, no juega ningún papel.

Crece la candidatura del PSOL y de Heloísa Helena, que ya tuvo una importante elección, de cerca de siete millones de votos, en las últimas presidenciales (en las recientes elecciones municipales, Heloísa obtuvo una gran votación en Maceió, y la candidata del PSOL tuvo el 10% de los votos en Porto Alegre). Expresa una tendencia de repudio de ciertos sectores de trabajadores al gobierno debido a la reforma de las jubilaciones, así como de sectores de la clase media, disgustados por la corrupción.

El PSOL no es, en sentido estricto, un partido, sino un acuerdo entre tendencias. La supremacía la tienen las tendencias derechistas, que rompieron tardíamente con el PT. Frente a la ilusión de llegar al segundo turno, este sector plantea una alianza frentepopulista con partidos burgueses con fuertes influencias clericales; la propia Heloísa, que se declara católica (además de “trotskista”), es contraria al derecho al aborto y otras reivindicaciones femeninas elementales. Está claro que el crecimiento de la candidatura de Heloísa sería la evidencia de una crisis fenomenal, pero no la solución revolucionaria o siquiera progresista.

Uno de los integrantes del Frente de Izquierda de 2006, que apoyó la candidatura de Heloísa, el PSTU, que dirige la Conlutas, perdió en esa elección todo perfil político clasista debido al apoyo al PSOL. Esto ha abierto sucesivas crisis en el PSTU. Por eso muchos sectores del PSTU reclaman que presente una alternativa obrera y campesina independiente en el terreno electoral.

– Por último, ¿qué planteo hizo la Conferencia Latinoamericana de la CRCI con respecto a Brasil?

La conferencia planteó, luego de un análisis de su situación, la necesidad de lanzar una campaña propagandística, con vistas a estructurar una corriente marxista revolucionaria en Brasil.