Políticas

30/7/2009|1093

EXCLUSIVO DE INTERNET | La nueva ley de pasantías

La nueva ley de pasantías, vigente desde diciembre del año pasado, ha resultado un golpe mortal para el régimen de pasantías. Luego de su sanción, las pasantías se han reducido en casi todas las universidades del país. La razón es que la nueva ley representó un gran avance en los contratos de este tipo. Generó un marco jurídico de protección a los pasantes y mejoró sus condiciones laborales. Redujo la semana laboral de 30 a 20 horas; una remuneración proporcional a las horas trabajadas en lugar de una “retribución en calidad de éstimulo” fijada libremente por las empresas; otorgó licencias por estudio; obra social según el convenio y la posibilidad de indemnizaciones en caso de incumplimiento del contrato por la empresa.

Un relevamiento de Ieco (sitio del suplemento económico de Clarín) realizado entre 11 universidades estableció una baja en el número de acuerdos individuales durante el primer cuatrimestre del año, atribuyendo el hecho a “la cautela de las empresas frente a las exigencias de la nueva norma (Clarín, 19/7)”. La nota oculta que las pasantías siempre fueron usadas como un mecanismo de contratación laboral encubierta.

Las pasantías deformaban la formación laboral, que se convertía en un mecanismo de explotación de mano de obra descalificada. El costo de la educación universitaria pasaba a ser un subsidio para las empresas. Como contrapartida, la vieja ley dejaba en manos de las universidades un porcentual (alrededor del 20%) del sueldo de los pasantes (también limitado por la nueva ley).

Por si fuese poco, la nueva ley ha entrado en escena en medio de la fenomenal crisis capitalista, “en un mercado laboral comprimido como contexto (ídem)”.

Asistimos a un lock-out patronal contra los pasantes. Por otro lado, en los últimos años se han multiplicado las Prácticas Preprofesionales Obligatorias (PPO), nuevos convenios que encubren la relación laboral con las empresas detrás del formato de una materia más de cursada (en vez de un salario, el pasante recibe una nota ¡puesta por su empleador!). Las patronales obtienen de esta forma trabajo gratuito, que es obligatorio. La universidad se ha puesto a entera disposición del lucro privado o del rescate de los capitalistas quebrados.

Queda abierto el debate acerca de cçomo enfrentamos el lock-out patronal contra los pasantes. Deberemos unir la lucha por el derecho a una formación profesional en los lugares de trabajo, con la lucha por la prohibición de los despidos y el reparto de las horas de trabajo.

Cristian Henkel