Políticas

21/5/2009|1084

EXCLUSIVO DE INTERNET | Los obreros de Roggio-Esuco luchan contra los despidos

“Hasta ayer decían que a 30 de los casi 50 compañeros los iban a reincorporar, pero hoy dijeron que no entra nadie. Entonces decidimos cortar calles, hacer piquetes y cualquier cosa que llame la atención de las autoridades o de la empresa, para que nos permitan trabajar”, dice uno de los obreros que el miércoles 20, al cierre de esta edición, “se encuentran quemando cubiertas” frente a la base de la empresa Roggio/Esuco en Río Gallegos, Santa Cruz (OPI Santa Cruz, 20/5). Son trabajadores que construyen el ramal ferro-portuario Punta Loyola-Río Turbio, despedidos por Roggio sin encontrar defensa en la burocracia de la Uocra. “Yo me pregunto a quién representa la Uocra, porque a nosotros nos dejan sin trabajo y el gremio le da la razón a la empresa”, señalaba el mismo trabajador (ídem).

Las obras de reparación de vías que unen la mina de Río Turbio con el puerto de Punta Loyola en Río Gallegos (un tramo de 280 kilómetros) nacieron como uno de los mayores negociados de sobreprecios, aun en una Santa Cruz acostumbrada a esas prácticas. Varias veces se han multiplicado por millones de dólares los costos de esta obra.

Cerca de su finalización y en medio de denuncias que señalan que la obra está toda certificada y pagada pero no terminada, la patronal despidió a esos últimos 50 trabajadores, lo cual encontró una respuesta inmediata y fulminante en los compañeros, quienes, conducidos por sus delegados de obra, se plantaron en la base y quemaron cubiertas durante casi dos días, hasta obligar al sindicato a intervenir de alguna manera.

El lunes 18, el burócrata Carlos García, “normalizador” de la Uocra, sostuvo que la empresa no tenía “obligación legal” de mantener una cantidad de personal fijo durante el periodo de garantía de obra, y propuso negociar 30 reincorporaciones (entrarían como nuevos) y reinsertar en otras obras a los 20 despedidos restantes.

Todo ese día y parte del martes 19 duraron las negociaciones. Cuando todo indicaba que la parte obrera aceptaría la propuesta de la burocracia, volvieron los cortes de calle y la quema de gomas, porque la empresa persiste en ir a fondo y, como dice el compañero citado al principio, reiteró que “no entra nadie”.

Un grupo de compañeros declaró a la agencia OPI: “… (la Uocra) se ha abierto de nuestra lucha, nos dejó solos… es raro, nadie se preocupa por nosotros y la empresa hace lo que quiere. Ellos (Roggio) dicen que la obra terminó, pero nosotros sabemos que falta por lo menos un 40 por ciento y que ellos cobraron todas las certificaciones. Entonces aquí hay algo raro…” (ídem).

Corresponsal