Políticas

21/5/2009|1084

EXCLUSIVO DE INTERNET | Los trabajadores de Radio Nacional fundaron su propio sindicato

Se realizó la asamblea de lanzamiento de Atrana

El viernes 15 de mayo se realizó la asamblea fundacional de la Asociación de Trabajadores de Radio Nacional (Atrana), el nuevo sindicato que se propone agrupar a los trabajadores de las 40 filiales de la emisora a lo largo y ancho de la Argentina. 

En el auditorio de Radio Nacional, los compañeros votaron el Estatuto que se presentará ante el Ministerio de Trabajo y una comisión directiva provisoria de 15 miembros, encabezada por Cecilia Bari, secretaria general; Guillermo Vega, secretario adjunto; y Horacio Prado, secretario gremial.

Los compañeros propuestos para cada cargo, con una descripción exhaustiva de sus obligaciones y responsabilidades, fueron votados de uno por vez, a mano alzada, con una aclamación de aplausos.

La asamblea tuvo poco de “testimonial”, pese a que ahora está tan de moda. Las delegaciones provenientes del interior, de filiales tan distantes como San Luis, Tartagal, Zapala y San Martín de los Andes, aprovecharon el encuentro para exponer las dificultades de todo tipo por las que atraviesan, y el obstáculo objetivo que para ellos significa no contar con un sindicato que los defienda. Denunciaron que hace años están abandonados a su suerte.  El nuevo sindicato, su necesidad, ya era carne en ellos.

Un poco de historia

Atrana es el resultado de un proceso de intensa lucha sindical. En 2003, la mayoría de los trabajadores de Radio Nacional Buenos Aires puso en pie un nuevo cuerpo de delegados, verdaderamente representativo e independiente de la burocracia de Ajeproc, un sindicato de personal jerárquico del correo, rémora del pasado origen postal de la emisora. 

Los dirigentes de Ajeproc, bajo cuya representación estuvieron hasta ahora la mayoría de los trabajadores de la radio, eran virtualmente desconocidos por los trabajadores; no se presentaban a trabajar y habían dejado indefensos a sus afiliados ante los ataques recibidos en la década del ’90.

La elección de la comisión interna de base cambió la historia. Volvieron las asambleas y la lucha sindical con la participación masiva de los trabajadores. Así, en seis años se logró pasar a todos los compañeros a planta, el salario básico de la categoría 5  (80% de la plantilla de personal) pasó de 124 a 2.300 pesos, se consiguió el reconocimiento del 2% de antigüedad, el refrigerio, el aumento para las horas nocturnas, el pago del título, el pago de feriados, entre otras.

La pelea para imponer estas reivindicaciones distanció aún más a la base con la directiva del sindicato. La tensión llegó a su punto máximo a mediados del año pasado, cuando la burocracia intentó realizar una elección de delegados fraudulenta. Quisieron imponer un padrón cerrado y controlado por ellos, y pretendían proscribir a un candidato opositor. Los compañeros de la radio se movilizaron e impidieron que se realizaran las elecciones.

La burocracia montó después una asamblea general de afiliados trucha, copada por gente vinculada al aparato y del Correo (Ajeproc agrupa allí a los jerárquicos), donde hicieron votar la expulsión del sindicato de los delegados y activistas que estuvieron a la cabeza de la lucha para derrotar el fraude. Tras esta farsa, la burocracia convocó a nuevas elecciones de delegados, que se realizaron en la sede sindical para evitar una nueva movilización de los trabajadores. No votó nadie.

A esta altura, los compañeros habían completado su experiencia con esta burocracia. Por eso, mientras se daba la batalla para impugnar las elecciones y se sigue con otra contra la expulsión de los compañeros del gremio, los trabajadores se lanzaron a la tarea de construir una organización propia. No para eludir la pelea contra la burocracia y su expulsión, sino para reforzarla. Tampoco para endosarle al nuevo sindicato la lucha por lo que son demandas impostergables hoy para los compañeros.

Por este motivo, en paralelo a la gestación de Atrana sigue el funcionamiento por asamblea. Los deletruchos son desconocidos mientras los legítimos actúan como tales y hoy los compañeros están embarcados en un reclamo de aumento salarial del 30 por ciento.

Esta vez, sin embargo, los trabajadores de Radio Nacional aspiran a desarrollar una herramienta nueva para sus luchas de siempre. Como dice el Preámbulo del Estatuto de Atrana: “…una organización independiente del Estado y sus instituciones, del gobierno y las patronales y todas sus organizaciones. Que sólo reconoce a la asamblea de trabajadores como su autoridad máxima, en tanto instrumento que permite el debate, la confrontación de ideas y opiniones y la resolución democrática de todas y cada una de las decisiones que afectan a los compañeros”.

Leo Villafañe