Políticas

19/2/2009|1072

EXCLUSIVO DE INTERNET | Obama autoriza los secuestros de la CIA

El “estado de excepción” sigue en pie

Barack Obama ordenó el cierre de la prisión de Guantánamo pero, al mismo tiempo, decidió mantener la facultad de la CIA de secuestrar ‘sospechosos’ en cualquier lugar del mundo.

“El Presidente no ha abandonado la política de la ‘rendition’ (secuestro)”, explica un funcionario de la seguridad norteamericana. Prosigue: “Debemos preservar ciertos instrumentos. Sabemos que ha causado controversias en ciertos ambientes y tempestades políticas en Europa. Pero conducido bajo ciertos parámetros, es aceptable” (Corriere della Sera, 2/2). El mismo funcionario informa que “los consultores legales de la CIA ya están trabajando para establecer esos ‘parámetros'”.

El corresponsal del diario italiano asegura que “es claro que el nuevo gobierno ha decidido mantener la presión sobre los terroristas usando las operaciones clandestinas. Es decir, capturarlos cuando es posible hacerlo, sin limitaciones territoriales; alcanzarlos en sus refugios con los letales aviones sin piloto” (ídem).

Además de los secuestros, Obama ha decidido mantener en pie otras partes del aparato del terrorismo de Estado montado por Bush. Dennis Blair, designado secretario nacional de Inteligencia, “sugirió que algunos métodos de interrogatorio debían permanecer secretos para evitar que los potenciales adversarios se entrenen para resistirlos” (Ambito Financiero, 5/2). Los organismos de derechos humanos alertaron reiteradamente, en la época de Bush, que el secreto alrededor de los ‘métodos de interrogatorio’ alentaba los abusos y las torturas a los prisioneros.

Bush defendió públicamente la utilización de la tortura para obtener confesiones. Obama no lo hizo. Pero “dos jueces británicos que investigan Guantánamo (…) dicen que Obama presionó a Londres para encubrir una denuncia de tortura” (Ambito Financiero, 5/2). Las reglas (algunas) podrán cambiar en el futuro, pero Obama garantiza la impunidad de los torturadores, los secuestradores, de quienes dieron las órdenes y de quienes crearon todo el sistema del “estado de excepción”.

El “estado de excepción” establece un andamiaje jurídico y legal distinto al establecido en el orden constitucional existente, aunque dictado por una autoridad constitucional (Ejecutivo) y legitimado por las restantes (Congreso y Corte Suprema). Con el “estado de excepción”, el pueblo norteamericano -y los pueblos de todo el mundo que se encuentran al alcance del largo brazo de las fuerzas represivas norteamericanas- están expuestos a la arbitrariedad del Ejecutivo de Estados Unidos.

El “estado de excepción” le permitió a Bush ordenar el secuestro de personas en cualquier país del mundo, sin orden judicial y sin someterlo a juicio.

Aunque ha derogado algunas de sus atribuciones, Obama mantiene otras. Obama apunta a crear un nuevo marco jurídico distinto del constitucional -es decir, un nuevo “régimen de excepción”- para manejar a los ‘sospechosos de terrorismo’. Por eso, una comentarista acota que “las decisiones tomadas en materia de revisión de la lucha antiterrorista son menos contundentes de lo que se creyó” (Ambito Financiero, 5/2). Un corresponsal en Washington agrega que “en esto (la ‘lucha antiterrorista’), la diferencia entre Bush y Obama son sólo formales” (Corriere della Sera, 2/2).

Lo que no constituye una “diferencia formal” con lo que sucedía bajo Bush y lo que sucede bajo Obama es la posición de algunas de las organizaciones de derechos humanos, colonizadas por los demócratas. Tom Malinowski, de Human Right Watch, ha declarado, para sorpresa de todos, que “en determinadas circunstancias, la ‘rendition’ es legítima” (ídem).

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Ver también

Guantánamo: Con Obama, el “estado de excepción” sigue en pie (www.po.org.ar/node/19687).