EXCLUSIVO DE INTERNET | Obama: De Irak a Afganistán

Una de las primeras actividades de Obama como presidente fue reunirse con los jefes del Pentágono para organizar una “salida responsable” de Irak.

El embajador nortemericano en Bagdad, sin embargo, consideró oportuno advertir contra cualquier intento de “apurar el retiro”. La “estabilización” que los norteamericanos lograron en Irak es, según sus propios generales, “precaria” e “inestable”.

“La posibilidad de establecer un pacto de convivencia dependerá en gran medida de asegurar un reparto equitativo de los recursos petroleros”, advierte un comentarista (Corriere della Sera, 13/12). “La paz del país depende en gran medida de cómo se apliquen estos contratos y cómo se repartan las regalías entre shiítas, sunitas y kurdos” (ídem). El temor del embajador norteamericano es que -en ausencia de las tropas de ocupación- la disputa por las riquezas petroleras lleve a una lucha por el poder y a una guerra civil.

Afganistán

Desde el punto de vista militar, la situación de los ocupantes en Afganistán es mucho más comprometida que en Irak. “Los talibanes reconquistan Afganistán”, advertía hace un tiempo el Consejo Internacional de Seguridad y Desarrollo, que informaba que (los talibanes) “tienen presencia permanente en el 72% del territorio (El País, 8/12/08). Lo confirmó poco después el propio Robert Gates: “el vacío de poder es crecientemente llenado por los talibanes” (Financial Times, 28/1).

Para hacer frente a la situación, Obama impulsa el aumento del número de soldados norteamericanos en Afganistán. “Camp Bastion, en la provincia de Helmand, ya se está convirtiendo en el símbolo de la ‘americanización’ de la guerra en el sur. Las fuerzas norteamericanas han comenzado a llegar y llegarán muchas más. Se están construyendo aeropuertos que permitan la llegada de transportes y aviones de guerra para la próxima ofensiva con el despacho de 30.000 soldados adicionales” (The Independent, 23/1).

Asia

Obama no está simplemente reaccionando a una situación militar deteriorada. Más bien, se vale de ello para impulsar un giro en la política exterior norteamericana.

Durante la campaña electoral, Obama calificó la ocupación de Irak como una “distracción”, y que la “verdadera guerra contra el terrorismo” sería la que se libra en Afganistán y en las zonas tribales fronterizas de Pakistán. El nuevo presidente, como muchos otros ‘nombres’ importantes del ‘establishment’ político y militar norteamericano, considera vital el control del Asia Central.

Afganistán (y Pakistán) tienen fronteras con China, India, Irán y con las ex repúblicas soviéticas de Tajikistán, Uzbekistán y Turkmekistán. El control de Afganistán no sólo les permitirá el manejo de los riquísimos yacimientos gasíferos y petroleros de las ex repúblicas soviéticas y de las rutas de distribución hacia el este y al oeste; reforzará su presencia como árbitro en la disputa entre India y Pakistán y, sobre todo, sus posibilidades de intervención en China y en Rusia.

Para pelear y ganar la guerra en Afganistán, Estados Unidos debe establecer una “robusta estrategia diplomática”, aconseja el ya mencionado IISS (Financial Times, 27/1). En este terreno, Putin ya le aseguró a los nortemericanos la utilización del espacio aéreo ruso para operar en Afganistán (y usó su ‘influencia’ para que las ex repúblicas soviéticas hicieran lo mismo). El reconocimiento de los “intereses norteamericanos” en Afganistán por parte de Rusia supone, como contrapartida, el reconocimiento de los “intereses rusos” en otras áreas, como el Cáucaso.

Afganistán mantiene una extensa frontera con Irán, que los norteamericanos deben ‘asegurar’ para guerrear contra los talibanes en la frontera con Pakistán. “Estados Unidos y los aliados de la Otan deben tratar directamente con Irán si quieren ganar la guerra en Afganistán”, acaba de declarar el secretario general de la Otan (Financial Times, 26/1). “Los diplomáticos de la Otan -que recordaron que ‘Irán tiene un interés real en la derrota de los talibanes’- dicen que el gobierno de Obama podría estar dispuesto a tomar este camino” (ídem). Es lo que vienen reclamando desde hace tiempo importantes figuras, como el ex asesor de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski (PressTV, 11/12/08). Esta perspectiva preocupa enormemente a los sionistas.

Crisis política

Los planes de Obama desataron una crisis política en Afganistán. Hamid Karzai, el presidente designado por Bush, “es visto por el Pentágono como un obstáculo al ‘surge’ o incremento del número de tropas…” (The Independent, 23/1).

La ofensiva contra Karzai es brutal. Hillary Clinton describió a Afganistán como “un narco-estado” gobernado por un “gobierno corrupto”. La inteligencia norteamericana hizo conocer un informe que denuncia al hermano de Karzai como el “mayor narcotraficante” de Afganistán. Los candidatos a suceder al presidente ya viajaron a Washington, que impulsa una lista opositora común para las elecciones presidenciales de este año.

Al advertir que lo quieren echar, Karzai empezó a criticar el elevado número de víctimas civiles que causan las operaciones norteamericanas. Anunció, además, que “no será posible” realizar las elecciones antes de la finalización de su mandato, lo que plantea “una crisis constitucional (que) pone en cuestión la propia integridad de toda la misión internacional en Afganistán” (Financial Times, 28/1).

Como al pasar, un editorial de The Washington Post (29/1), muy crítico del aumento de las tropas que impulsa Obama, le recuerda al nuevo presidente que los rusos, y antes los británicos de la época del imperio, se rompieron los dientes en “un pantano afgano”.

Toda una advertencia.

Luis Oviedo