EXCLUSIVO DE INTERNET | Urtubey es cómplice de uno de los "nuevos de dueños de la Argentina"

Prefiere que los salteños levantemos la hipoteca de 1000 millones de peso que nos dejó Aguas de Salta

Nadie podrá decir que el joven Urtubey no ha hecho lo posible por conformar a Juan Carlos Relats, que recibió de manos de Romero la concesión de Aguas de Salta en el 98′ y es al mismo tiempo uno de los millonarios que han crecido fuertemente al calor de los negocios con el Estado K. Relats está en el negocio de las obras públicas, el petróleo, los peajes, la ganadería, los casinos… y hasta es administrador de los hoteles de los K en Calafate. Se lo compara con Lázaro Báez, sindicado como testaferro de los negocios K.

Ámbito Financiero interpreta la rescisión del contrato con Aguas de Salta como una manifestación de crisis de Urtubey con los K y también con Romero. Sin embargo, todo indica que la empresa de Relats ya no tenía interés en sostener este negocio, al que ha exprimido durante 12 años en connivencia con el poder político. El sistema está colapsado, requiere inversiones que, según el propio Urtubey, alcanzan a 1000 millones en diez años para prestar un servicio adecuado. En el año y medio que lleva en el poder el actual gobernador, se han acumulado subsidios millonarios a la empresa y un tarifazo que sólo en cinco meses alcanza el 45%, y hasta se buscó un asociación del Estado con una capitalización ilimitada que, sin embargo, la empresa rechazó. Entre subsidios y aumentos de tarifas, la empresa duplicó sus ingresos entre 2004 y 2008.

A pesar de que en los considerandos del decreto de rescisión el gobierno afirma que hay un déficit millonario en los compromisos de inversión y en el mantenimiento del material de trabajo y la infraestructura, la administración Urtubey se ha ocupado de afirmar que no iniciará juicio a los dueños de Aguas de Salta para hacerles pagar por el vaciamiento que ellos mismos denuncian que han provocado en el sistema.

La empresa aún no abrió la boca, pero seguramente no se privará de hacer juicio al Estado, apoyándose en los términos vergonzosos de las renegociaciones que le otorgaron los sucesivos gobiernos a lo largo de la concesión. En ellas se perdonaron multas millonarias por la pésima calidad del servicio, y se redujeron a la nada las obligaciones de inversión de la empresa.

Claudio del Plá