Políticas

22/8/2002|768

¿Existe todavía el partido justicialista?

La pregunta es pertinente a la luz de los brutales enfrenta­mientos que se han desatado en la interna justicialista.


 


En la provincia de Buenos Aires, Duhalde y Solá se tiran con cadáveres. La situación no es mucho mejor en el resto del país. Rodríguez Saá y Kirchner acusaron a la Side de espiarlos y “operar” en su contra. Por el momento, sin embargo, el objetivo principal de estos “operativos’’ es Menem: el destape de sus cuentas en Suiza fue obra de la llamada “Unidad Antiterrorista”, que funciona bajo la órbita del Ministerio de Justicia nacional (La Nación, 10/8). Por las dudas, y ante el cariz que están tomando los acontecimientos, Reutemann solicitó el reforzamiento de la guarnición de la Gendarmería destacada en Santa Fe.


La convocatoria a las elecciones internas del PJ está com­pletamente empantanada y se ha convertido en una “cuestión de Estado”. No tienen fecha ni está clara su modalidad. Los de­cretos presidenciales que establecen las internas abiertas fue­ron rechazados por la Mesa Directiva del PJ e impugnados ju­dicialmente. El menemismo “vetó” las internas abiertas y recla­ma que sólo puedan votar los inscriptos en el padrón del PJ… el cual ha sido denunciado públicamente como el monumento al truchaje. El que maneje esos padrones gana la interna. Por las dudas, ya hay quien reclama que las autoridades de mesa no sean designadas por las autoridades partidarias ni por el go­bierno sino por la Justicia.


Para “salvar” la “unidad”, Romero y Reutemann y hasta Kirchner plantean anular la interna y convocar directamente a elecciones mediante la “ley de lemas”, lo que significaría que un candidato con el 10% de los votos se alce con la presiden­cia. Sin ley de lemas”, Reutemann jamás habría logrado llegar a la gobernación de Santa Fe.


Matzkin, ministro de Interior, rechazó la “ley de lemas” y dijo que el gobierno “no se baja” de las internas abiertas. Por esta vía, cree que tiene posibilidades de manipular las elecciones para im­poner a De la Sota. Incluso afirmó que “no le preocupa” que pros­pere la impugnación judicial presentada por el menemismo. Al contrario, “nos favorece”, sostiene Matzkin, porque le permitiría a Duhalde extender su mandato y hasta intentar llegar al 2003.


El fracaso de las internas peronistas es el fracaso del plan político de Duhalde, que consistía precisamente en designar un candidato afín al gobierno, al que luego el aparato del Estado le garantizaría, con los mismos métodos que se están usando en las internas, el triunfo en las elecciones nacionales. Cual­quiera sea la ilusión o la fantasía que guarden Matzkin y Duhal­de. el fracaso de las internas peronistas es ilevantable para el gobierno.