Políticas

29/11/2007|1019

Felisa Miceli con Madres

La alianza de Hebe de Bonafini con el gobierno va mucho más allá de una “afinidad ideológica” o del carácter ‘progresista’ con que Bonafini quiere investir al gobierno de los Kirchner.


Sólo durante 2006, el gobierno nacional entregó casi dos millones de pesos a las Madres; otros cuatro millones fueron aportados por el Gobierno de la Ciudad para “becas”. A eso hay que sumarle los 32 millones de pesos para la construcción de un complejo de viviendas en Villa Soldati. En los últimos días se concretó la enésima “ayuda”, también millonaria: un proyecto financiado por el gobierno para que la Universidad de las Madres otorgue formación a 500 profesionales que trabajarán con las comunidades indígenas. Con el concurso de una universidad privada, el gobierno se lava la cara del verdadero genocidio que sufren estas comunidades y con impávida indolencia asiste a las denuncias hechas por el canal Crónica de las muertes de indígenas por inanición en un país que vive de la exportación de alimentos.


Cuando la “afinidad ideológica” llega a niveles tan altos en términos contables se impone el recurso a los servicios profesionales de un economista. Felisa Miceli ha sido incorporada al equipo de las Madres.


Se acabaron las rondas; se acabó la protesta destemplada; se acabó apoyar algún conflicto. La figura del ahora poderoso abogado-empresario Sergio Shocklender domina el 80% de las actividades de la institución.


A las Madres sólo queda darles un amargo consejo, advertir a Felisa Miceli: “No olvidar objetos personales a bordo”.