Políticas

5/4/2001|701

Fuera De la Rúa-Cavallo: El viernes 6 a Plaza de Mayo

Por la unidad socialista de américa latina

En la crítica al Alca se plantean propuestas falsamente “progresistas” o “nacionalistas”. Así, por ejemplo, se ha conformado una “Alianza Social Continental”, impulsada por la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (Orit, manejada por la burocracia sindical norteamericana) y por ONGs yanquis, canadienses, etc., que propugnan limitar los efectos de la llamada “apertura comercial”. Reclaman remover el dumping laboral (bajos salarios), “establecer un impuesto sobre transacciones de divisas para generar fondos aplicables al desarrollo”, que se “promuevan inversiones extranjeras que generen empleos de alta calidad, producción sustentable y estabilidad económica”, o que se cuide el “medio ambiente”. Pura fraseología.


Están también quienes critican al Alca para defender el Mercosur. Pero el Mercosur no ha aportado ningún beneficio a los pueblos, aunque sí a los monopolios automotrices, financieros y bancarios. Es un Mercosur de subsidios, que permite evadir impuestos gracias a las transacciones que realizan las filiales de un mismo pulpo (“precios de transferencia”).


“Otra integración es posible”


Bajo esta consigna la CTA está impulsando la constitución de un “Comité de Movilización contra el Alca en la Argentina”, conformado con la Federación Agraria Argentina, la Apyme (central de pequeños y medianos empresarios), los bancos cooperativos, la FUA, el PC, Attac y otras organizaciones. Propone “que toda definición respecto del Alca debe ser plebiscitada” (27/2). Como se ve, la CTA ha hecho de la propuesta de plebiscito un deporte.


Para el CTA (y para la mayoría de las direcciones de las centrales sindicales) “el Alca no constituye un real proyecto de integración”, como lo serían, parcialmente, el Mercosur y el Pacto Andino. Denuncia que el Alca estaría aprovechando la “debilidad que observa la experiencia regional del Mercosur”. A partir de estos “límites”, la CTA se propone un “relanzamiento de la experiencia subregional del Mercosur sustentado en un avance en la integración apoyado en la activa participación de sus pueblos y no sólo en la de los capitales”.


La integración de América Latina es un engañabobos, que soslaya la unidad política de América Latina contra el imperialismo y para realizar una revolución social. Que las burguesías nacionales han fracasado en oponer un frente al imperialismo, lo evidencia México, que con el “nacionalista” PRI a la cabeza, ha establecido un “mercado común” con EE.UU. y Canadá (el Nafta); o Chile, que con el gobierno “progresista”-centroizquierdista busca integrarse directamente al Nafta.


La unidad política de América Latina, en cambio, significa acabar con el monopolio imperialista y sus socios cipayos, la confiscación de la banca y de los terratenientes, la ruptura con el FMI, el Banco Mundial, la OEA y los tratados militares que nos atan al campo político y militar imperialista, el no pago de las deudas externas; unidad que sólo podrá darse bajo la dirección del proletariado acaudillando a las masas campesinas y desposeídas. Lo que se plantea frente a la colonización imperialista es la Unidad Socialista de América Latina.


La crisis argentina


La reunión del Alca coincide con un crecimiento de la crisis política en Buenos Aires. Para Artana, ex funcionario del ex gabinete López Murphy, con el Mercosur “estamos perdiendo el tren” (La Nación, 4/3), por eso propugna el ingreso al Nafta-Alca. Igual posición asume el cavallista Sturzenegger: “La Argentina tiene que dejar de perder inútilmente el tiempo con ese proyecto absurdo del Mercosur. Tiene que ir a buscar inmediatamente una negociación bilateral con Estados Unidos” (ídem).


El canciller Giavarini, para aquietar las aguas, planteó “que el Mercosur es nuestra principal llave para abrirnos el Alca” (Clarín, 12/3), lo que Morales Solá (La Nación, 13/3) consideró una “fórmula que se encontró para conformar las distintas líneas internas de la administración”.


La lucha contra el Alca se une a la crisis política nacional y a la lucha contra el hambre, la miseria, la entrega y la represión. Por eso debe convertirse en una lucha política de las masas. Por eso debemos plantear: Fuera De la Rúa-Cavallo, por una Asamblea Constituyente donde el pueblo discuta la reorganización social, económica y política del país y la Unidad Socialista de América Latina.


Para esto no hay que hacer lo que propone el PC (Propuesta, 8/3), “adherirnos a la convocatoria de plebiscitos en todos nuestros países..”, es decir que el Parlamento “consulte” al pueblo. De lo que se trata es de organizar grandes paros y manifestaciones para que se vaya este régimen y sea el pueblo trabajador el que discuta y resuelva la salida a la crisis nacional y continental.