Políticas

12/4/2006|941

Fuera los Romero, los Sobisch, los Busti y los Alperovich


El régimen político del país y su claque gobernante se caen a pedazos.


 


En el norte de Salta y en Jujuy han provocado una tragedia mayúscula, depredando bosques, alterando los cursos de los ríos, extendiendo los latifundios y privando a los pueblos de su infraestructura básica.


 


En la modernísima ciudad de Buenos Aires, protegiendo a los explotadores del trabajo esclavo para que el distrito se convierta en una capital de la moda.


 


Después de Cromañón, los talleres clandestinos tipifican socialmente al gobierno de la Ciudad.


 


El ministro del Interior, Aníbal Fernández, ha sido denunciado por encubrir la contratación clandestina de inmigrantes desde sus países de origen.


 


En Tucumán, como en la mayor parte de las provincias por otra parte, el régimen protege a una mafia que atenta contra la seguridad ciudadana.


 


El gobernador Alperovich quiere convertir al ‘Jardín de la República’ en paraíso de los juegos de azar, como lo ha venido haciendo masivamente el cordobés De la Sota.


 


Los secuestros y crímenes de adolescentes tucumanas se pierden en la oscuridad.


 


En Neuquén, su gobernador, Sobisch, que esgrime las credenciales democráticas para competir con Kirchner, organiza el apaleamiento de docentes por parte de matones y declara ‘zona liberada’ a la ocupada por piquetes de maestros.


 


Pocos días más tarde vuelve a apalear, esta vez ‘oficialmente’, con la policía, a jóvenes parejas y matrimonios con hijos pequeños, que buscan construir su vivienda.


 


En la Santa Cruz de nuestro pingüino, una ‘interna’ policial sigue condicionando las decisiones judiciales que mantienen presos a trabajadores inocentes y hace despedir a los luchadores de las empresas.


 


En Entre Ríos, Busti amenaza a los que luchan por el medio ambiente, luego de haber demostrado una incalculable incapacidad para defender los intereses ecológicos de la provincia y de sus ríos por un prolongadísimo período de tiempo.


 


El bonaerense Solá, el responsable del Cromañón de Magdalena, quiere reglamentar el derecho de huelga — pero ‘promete’ el saneamiento de las aguas pútridas y envenenadas de la cuenca Riachuelo-Matanzas para dentro de diez años.


 


Este es el régimen político que sobrevivió intacto el Argentinazo de 2001 y que cree que aquello fue solamente una mala pesadilla.


 


En su cúspide se encuentra Néstor Kirchner, un gobierno de camarillas y cometas que es definitivamente incapaz de resolver los auténticos problemas populares.


 


Fuera los responsables de las tragedias naturales (que son sociales) y de las tragedias sociales (que no tienen nada de naturales).


 


Ante un régimen empantanado, reivindicamos el gobierno de los trabajadores.