Políticas

24/7/1997|549

Fuera Menem- Duhalde

El combativo acto en oportunidad del tercer aniversario del atentado a la AMIA, la chiflatina de la concurrencia a todos los ministros y a las propias autoridades‘colaboracionistas’ de la DAIA y de la AMIA, la denuncia a la policía del gatillo fácil y el vibrante “yo acuso” al gobierno de Menem y Duhalde, entronca en todo el proceso de resistencia popular y de lucha contra los atropellos a las libertades democráticas. Es, además, es otra expresión del agotamiento del régimen menemista y del giro político de las masas en todo el país.


El repudio al encubrimiento y la complicidad oficial —incluido el de las propias autoridades de la comunidad judía— es un síntoma elocuente del hartazgo popular con la política que ha servido para salvar a las bandas de policías y ‘carapintadas’, amparadas en los aparatos de ‘seguridad’ e ‘inteligencia’ del Estado. Y, fundamentalmente, para salvar los grandes ‘negocios’ capitalistas, amenazados por la lucha de camarillas que sucedió a la ruptura Menem-Cavallo.


‘Punto final’


La ‘justicia’ ha estado prolífica en estos días. Un fallo de la Cámara Federal liberó a los implicados en el sonado caso de las coimas del contrato IBM-Banco Nación (los cuales, a excepción de uno, estaban prófugos). La Corte Suprema de Justicia, acusada de ‘bloquear’ las investigaciones de los atentados a la AMIA y a la embajada de Israel, liberó a Samuel Miara, el ‘apropiador’ de criaturas de detenidos-desaparecidos bajo la dictadura, debido a que ¡”no fueron tenidos en cuenta … ‘los motivos que lo llevaron a delinquir’…”! (Página 12, 18/7). El comisario Fogelman salió a decir que “es casi imposible llegar al autor intelectual” del asesinato del periodista, y el juez Macchi precisó que el Excalibur “ya terminó”, desenmascarando toda la parodia montada por Duhalde para salvar su candidatura presidencial.


Todo este ‘punto final’ forma parte de un nuevo pacto Menem-Duhalde para que el riojano pueda llegar a 1999 y el bonaerense pueda sucederlo.


De ahí que la denuncia del gobierno Menem-Duhalde, formulada por los familiares de las víctimas de la AMIA, tuvo un carácter tan certero. Duhalde quiere aparecer como el hombre que sacó adelante el ‘caso Cabezas’, y hasta pretende encabezar una marcha al cumplirse 6 meses del asesinato (perfidia que sólo puede prosperar de la mano de la cobardía de los ‘opositores’).


El gobernador es el principal responsable del asesinato de Cabezas y del atentado a la AMIA, ambos vinculados a la policía bonaerense. Por más piruetas que haga, Duhalde es el que más necesita ‘punto final’, y por eso lo aplica a rajatablas, con el encubrimiento de la policía provincial y de los altos jefes que la dirigieron, como el comisario Klodczyk.


El ‘punto final’ interesa a Duhalde más que a nadie, porque como dijo la representante de los familiares de la AMIA, la bonaerense es “la policía maldita”, la principal implicada por ese atentado criminal, como por los miles de casos de ‘gatillo fácil’, de narcotráfico y contrabando en la principal provincia del país.


El ‘pacto’ de gobernabilidad Menem-Duhalde va más allá. Duhalde aceptaría ‘canjear’ el Ministerio de la Producción por una Secretaría bajo la dirección de Matzkin, y reemplazar a éste como titular del bloque justicialista en la Cámara baja por el diputado duhaldista Roggero. La ‘guinda’ del postre ha sido el fallo ‘salvando’ a IBM, dictado deliberadamente para dejar “en mejor posición a la empresa” (La Nación, 19/7), y sellando un ‘pacto’ adicional entre los ex-‘amigos’ de las camarillas de Menem y Cavallo. Como este último se asoció a Béliz-‘Opus Dei’, y detrás de IBM estuvo la embajada americana, es evidente que todo esto se sostiene merced al pedido de la Iglesia y los yankis.


Economía


El ‘pacto’ es una respuesta desesperada al derrumbe económico. Los índices de crecimiento económico y descenso de la desocupación de que se ufanan los organismos oficiales y ‘paraoficiales’ son una estafa. La ‘recuperación’ económica y del empleo se asienta en una burbuja especulativa —que la crisis cambiaria en el Sudeste asiático y el derrumbe de la Bolsa brasileña están pinchando—, en una política de endeudamiento, en una fantástica depredación de recursos naturales y en la‘precarización’ de las condiciones laborales (contratos ‘basura’, temporales). Mientras crece muy levemente esa ‘ocupación’, se incrementa todavía más la subocupación.


No hay, por otra parte, ninguna recomposición del aparato productivo. El déficit del comercio exterior es la contrapartida de un proceso de creciente desindustrialización, y de una reactivación basada en una explotación sin precedentes de bienes primarios e hidrocarburos, que usufructúan un puñado de grandes pulpos y que ha llevado a una creciente deliberación en la gran burguesía.


Argentina, además, se asemeja al México de 1994, antes de la devaluación, o a Tailandia 1997, también antes de la devaluación. Según el economista Walter Graziano, las estimaciones gubernamentales del PBI “parece(n) ser una mera ficción”. Así “es posible que estemos subestimando el tamaño relativo de nuestro déficit fiscal y, sobre todo, externo, de nuestra deuda pública y, además, calculando mal nuestro crecimiento … es posible que en la realidad ya estemos cerca de un déficit de balanza de pagos del 5% del PBI ‘real’ de nuestro país, que nadie a ciencia cierta conoce. Frente a los sucesos recientes del Sudeste asiático, y a los crecientes problemas que muestra Brasil, ello no debería resultar un dato menor, dado que es esa variable, cuando es alta, la que suele ‘gatillar’ fugas de capitales y fines de planes de estabilización en el mundo” (La Nación, 20/7).


Ese déficit de 5% del PBI representa 15.000 millones de dólares anuales que se fugan del país, a los que hay que sumarles otros 10.000 millones por vencimiento del capital de la deuda que, como no se pueden pagar, se renuevan a tasas más caras.


Elecciones


La inestabilidad política y económica hace que el ‘pacto’ tenga un carácter provisional, y que Duhalde “no excluye, llegado el caso, la posibilidad de que la UCR” se sume a “un gobierno de unidad” (Atilio Cadorín, La Nación, 19/7). Del mismo modo, algunos ‘opositores’ han vuelto a hablar de ‘unidad’ para enfrentar al menemismo:”viborea una corriente subterránea que comienza a replantear la necesidad inmediata de una alianza radical-frepasista con miras a las elecciones de la próxima primavera” (Joaquín M. Solá, La Nación, 20/7).


Está claro que todos estos planteos tienen vigencia por la crisis del régimen menemista y para armar una salida concertada con la banca imperialista, sobre la base del‘punto final’ y el sacrosanto respeto a las privatizaciones. Opositores y oficialistas están embarcados en armar una salida reaccionaria que garantice la gobernabilidad de Menem.


La única salida democrática fue planteada por los partidos, organizaciones y luchadores que deliberaron en la Asamblea Nacional realizada el 12 de julio pasado en Ferro, donde se formuló una perspectiva de organización y una plataforma de reivindicaciones que abren un rumbo a las luchas de las masas. El resto de la izquierda sigue mirando al costado, permitiendo el usufructo oportunista de la resistencia popular por la oficialista ‘oposición’ UCR-Frepaso.


La Asamblea Nacional planteó Fuera Menem-Duhalde, ponerle un punto final a un régimen agotado y descompuesto, basado en el saqueo económico, el gatillo fácil, la impunidad y el encubrimiento. Llamó a los partidos, organizaciones y activistas combativos a integrar candidaturas independientes, para denunciar al desmoronado régimen hambreador y a la oposición cómplice. A abrir locales en todas las barriadas, al servicio de una perspectiva independiente, para echar a Menem-Duhalde y a todo el régimen explotador.