Fuga de capitales y devaluación

La fuga de capitales en lo que va de septiembre ha dado un salto cualitativo. En sólo tres días, el Banco Central debió vender 600 millones de dólares para satisfacer a los “grandes compradores”, no al chiquitaje. Hay una liquidación de divisas de las cerealeras, pero “no son pocos los exportadores que vuelven a recomprar los dólares” (Ambito Financiero, 8/9). A diferencia de otras “intervenciones” del Banco Central, en esta oportunidad las ventas de dólares no pudieron frenar la tendencia a la devaluación del peso.

Una tendencia general

La “corrida” parece inscribirse no en la incertidumbre electoral, sino en la certidumbre: allí apunta la ganadora de las ‘primarias’. A pesar de las declaraciones en contrario de Dilma Roussef hace poco tiempo, Brasil ha iniciado una movida devaluatoria: el real se devaluó un 6% el último mes. El gobierno suizo hizo lo mismo: acaba de atar la paridad del franco a la del euro, para parar su imparable revalorización, lo que condujo a que su cotización se derrumbara casi un 10% en un día. Está claro que nadie quiere pagar los costos de la guerra monetaria que ha desatado la desvalorización del dólar, o sea que todos devalúan contra todos. La pregunta es si la devaluación del real fue concertada con Argentina o si rompe las reglas del juego por parte de Brasil.

Argentina

En la Argentina de los K, sin embargo, esta tendencia devaluatoria tiene consecuencias explosivas debido a la inflación. Quizás haya un acuerdo para acompañar una devaluación acotada del real brasileño, pero hay que ver si esto no se desmadra. En cualquier caso, un retroceso de la demanda brasileña perjudicará fuerte a la exportación argentina, por eso CFK prometió redoblar el control a las importaciones. Al criticar la “falta de contundencia” oficial para frenar la fuga de capitales, el ahora duhaldista Redrado señala que el gobierno sólo logrará revertirla “con un programa económico solvente” (Clarín, 3/9), o sea con un ‘ajuste’. La burguesía quiere solventar una devaluación del peso con un superávit fiscal y el congelamiento de salarios.

¿Adónde va el gobierno? Los ataques de la Presidenta a las futuras paritarias, así como el salario mínimo “de pobreza” marcan señales muy claras, las que fueron aplaudidas por el “mundo industrial”. Lo mismo ocurre con el ataque a los trabajadores del subte, donde también se busca un ‘ajuste’ para compensar la disminución de los subsidios y para atenuar la suba del pasaje. La crisis mundial llega al Río de la Plata en plena campaña electoral y anuncia, antes de lo previsto, los colores de la política post electoral.