Políticas

17/11/2017

Ganancias: los trabajadores pagarán más y los empresarios menos

La reforma impositiva prevé que se graven incluso los adicionales. El impuesto al salario, desde el kirchnerismo a esta parte, no para de crecer.

@tomaseps


A la sombra del anuncio del pacto ajustador entre Macri y los gobernadores, Clarín (15/11) informa que el proyecto de reforma impositiva que el gobierno enviará al Congreso prevé eliminar deducciones y exenciones del impuesto a las Ganancias que agravarán su impacto sobre los trabajadores. No sólo más trabajadores tributarán el impuesto sobre su salario, sino que los ya alcanzados –entre 1 millón y medio y 2 millones (Chequeado, 12/10)– deberán tributar mayores montos.


 


De acuerdo a la nota mencionada, el artículo 49 del proyecto de reforma impositiva –cuya aprobación en el Congreso el macrismo negoció con los gobernadores y diputados de la “oposición”– supone gravar prácticamente la totalidad de los “adicionales” que acompañan el salario básico, eliminando las exenciones a estos que existían en leyes nacionales, decretos, convenios colectivos de trabajo y otras normas y acuerdos.


 


Esto incorpora los importes percibidos por los trabajadores "en concepto de gastos de representación, viáticos, movilidad, bonificación especial, protocolo, riesgo profesional, coeficiente técnico, dedicación especial o funcional, responsabilidad jerárquica o funcional, desarraigo y cualquier otra compensación de similar naturaleza, cualquiera fuere la denominación asignada". El impacto de esto sobre los salarios sería enorme. En el caso de los trabajadores estatales, en la medida que se grava la “dedicación funcional”, ésta compone el 60% del básico.


 


Pagarán ganancias los adicionales “aun cuando no revistan carácter remuneratorio a los fines de los aportes y contribuciones al Sistema Nacional (…) de Jubilaciones”. Así, numerosos trabajadores deberán tributar por las llamadas “cifras en gris” (que en gremios como la docencia componen una gran masa del ingreso total), incluso cuando estas no cuentan para el cálculo del haber jubilatorio. Esto incluye beneficios sociales, vales de combustible, extensión de tarjetas de compra o créditos, vivienda, viajes de recreo pago de gastos de educación, entre otros, "sean otorgados por el empleador o a través de terceros a favor de sus dependientes o empleados". 


 


Solo se mantendrían las deducciones por “zona desfavorable” en la Patagonia y parte de la región pampeana, así como a “la provisión de ropa trabajo” y al “otorgamiento o pago de cursos de capacitación (…) en la medida que estos resulten indispensables para el desempeño (…) del empleado (…) dentro de la empresa” (Clarín, ídem). ¡Menos mal! Con todo, el impuesto sí abarcaría numerosos conceptos ligados a “adicionales” que son en verdad costos empresariales, como los vales por combustible o vivienda.


 


Mientras el tributo extiende sus garras todavía más sobre los ingresos de los trabajadores, los capitalistas se verán beneficiados con un recorte en Ganancias del 35 al 25% que "reinviertan" utilidades, algo fácilmente manipulable mediante argucias contables, además de la eliminación o disminución del impuesto a los Ingresos Brutos.


 


Estamos ante una enorme transferencia de fondos a los empresarios especuladores financieros a costa de los trabajadores


 


Impuesto al salario


 


Durante su campaña presidencial, Macri prometía que “en mi Gobierno, los trabajadores no van a pagar Impuesto a las Ganancias: ese es mi compromiso”. El resultado fue que los asalariados afectados por el mismo se multiplicaron entre tres y cuatro veces.


 


Esta confiscación del salario fue defendida férreamente por los gobiernos K, que generalizaron el gravamen manteniendo el mínimo no imponible, en un cuadro inflacionario. Ahora, cuando se prevé un aumento de la recaudación, el mínimo no imponible se actualizará –según se señala en Ámbito Financiero (2/11)– junto al índice aplicado a las jubilaciones, es decir por inflación. En diciembre de 2016, mediante un acuerdo de Cambiemos con el massismo (otro que hizo de su eliminación una bandera de la campaña de 2015) y la burocracia sindical, el impuesto al salario quedó perpetuado por ley.


 


La expansión del impuesto al salario dará mayor temperatura al reclamo por su abolición dentro de los trabajadores. La tarea será ligar esta reivindicación, en la agitación cotidiana, con la batalla para quebrar la reforma laboral y el conjunto de la ofensiva antiobrera, que tendrá un significativo episodio en la movilización de sindicatos y organizaciones sociales el próximo 6 de diciembre.