Políticas

26/3/2009|1076

Gas: El tarifazo continuo

La recepción masiva de las boletas de gas en las barriadas del norte del Gran Buenos Aires fue determinante en la decisión de llamar a marchar a la residencia de Olivos con la consigna ‘No a los tarifazos’, el viernes 27 a las 19 horas. De acuerdo al gobierno, con el aumento afectaría sólo a aquellos que consumen más de 1.000 metros cúbicos por año. El engaño comienza aquí, si se considera que una familia tipo que utiliza cocina, calefón y una estufa utilizaría en promedio 426 metros cúbicos bimestrales (www.deuco.org.ar); es decir, 2.556 metros cúbicos anuales.

Tres aumentos simultáneos

Uno corresponde al precio del gas en sí mismo, que va directo a los pulpos petroleros y al resarcimiento al Estado por el subsidio a la garrafa social. Este aumento ya figura en la mayoría de las boletas que se están distribuyendo. Para los hogares, representa una suba “del 37,4 por ciento si se utilizan de 1.000 a 1.500 metros cúbicos y del 72,2 por ciento para los consumos superiores a 1.500” (Ambito Financiero, 10/2).

Pero el precio del gas sube mucho más por el cargo para pagar importaciones, que llega “al 260 por ciento para los que consuman más de 1.800 metros cúbicos” (ídem anterior). Se trata de un gasto del Estado que se transfiere al consumidor. Usando una vara distinta, el gobierno anunció, en paralelo, un régimen de precios libres para la producción adicional de gas, obtenida al margen de los yacimientos y pozos actualmente en explotación. El plan, llamado ‘Gas Plus’, tuvo el aplauso unánime de las petroleras.

Un tercer aumento es el que corresponde al transporte y distribución, que va a las distribuidoras, el cual oscila entre el 10 y el 30 por ciento. Por ahora, sólo los usuarios de la zona norte del GBA (Gas Natural BAN) tuvieron este ajuste.

De cualquier manera, “esto” no es todo.

El régimen establece que los cargos subirán proporcionalmente al precio del gas, y que los castigos por mayor consumo respecto de 2005 subirán de manera equivalente a ese valor. Esto significa que hasta ahora los usuarios están recibiendo facturas con subas del 80 al 150 por ciento y que éstas pueden llegar hasta el 300 por ciento: “En pesos el impacto es leve en verano, pero resultará muy oneroso en los dos bimestres de invierno de mayor consumo residencial” (ídem).

En la provincia, algo más

En la boleta de gas que recibe el usuario de la provincia de Buenos Aires existe el impuesto al consumo de gas, un 9 por ciento de la facturación del servicio, que debe ser volcado a la construcción de redes de gas en las localidades. Estos recursos, sin embargo, no son usados con ese fin. Van al pago de la deuda fraudulenta de la Central Piedrabuena, mientras el 44,24 por ciento de los hogares de la provincia no cuenta con gas natural. Esto, de paso, permite que continúe el negocio de la garrafa, que se llega a vender hasta 35 pesos  y constituye el producto cuyo costo más se ha acrecentado desde 2001. “El gas licuado de petróleo (GLP) envasado en garrafas de 10 kilogramos representa entre el 50 y 60 por ciento del gasto total de los servicios públicos elementales en hogares de bajos recursos” (168horas.com.ar, 19/3/08).

Christian Rath