Políticas

21/7/2011|1186

Gerardo Martínez, un burócrata sindical del Batallón 601

Investigación, juicio y castigo

Gerardo Alberto Martínez, secretario general de la Uocra, resultó ser el agente 2798 del servicio de inteligencia del tenebroso Batallón 601, durante los años 1976 a 1983. En ese período desaparecieron 105 activistas del gremio. El dirigente es también secretario de Relaciones Institucionales de la actual CGT y representante ante la OIT, con anuencia oficial, desde hace casi una década. Martínez se ha convertido en otro ‘modelo’ de los K, como había sido catalogado Pedraza por la Presidenta en la famosa inauguración de un centro de salud, en noviembre de 2009.

El modelo de Martínez es más abarcativo: sus patotas son la tropa estable del gobernador Peralta en Santa Cruz, atacaron sin piedad a los opositores en Atucha, lo mismo que en Bahía Blanca. En algunas seccionales, las patotas están ‘federadas’, como la del “Pata” Medina, más ligado al duhaldismo, amo y señor en la Uocra de La Plata.

La Uocra actúa como agencia de control de contratación de las grandes patronales de la construcción, de tal suerte que maneja listas negras en todo el país y, en muchos casos, igual que Pedraza en el Roca, es directamente la que recluta y selecciona el personal, asegurando que en cada obra entren los delegados previamente designados por el aparato central.

La Uocra tiene “cursos de capacitación” financiados por la CAC (Cámara Argentina de la Construcción) -en los que “hace la cabeza” a los asistentes, según la célebre ‘recomendación’ del ministro Tomada a Pedraza. La patronal de la CAC cerró filas con el oficialismo, incluso en la crisis de la 125. Allí están los Roggio, los Electroingeniería y toda la patria contratista, incluida Techint.

La Uocra es el gremio por excelencia que hace la vista gorda de la falta de condiciones de seguridad en las obras, donde muere el mayor número por accidentes de trabajo, con el nefasto régimen de las ART al cual la Uocra de Martínez apoya con alma y vida.

De Vido, muy ligado al “albañil”, está siempre en silencio. Pero el silencio del resto del gobierno es muy significativo. El de la CGT también. Sobre todo, porque el informe de su actividad como buchón de la dictadura, el gobierno lo tiene desde febrero de 2010. Es decir que gran parte del operativo para entronarlo en la máxima posición de la CGT se ha hecho a sabiendas de esta situación. Probablemente, el propio Moyano haya hecho saltar la liebre, cuando Verbitsky en mayo pasado alertó de informes que comprometerían a dirigentes con la dictadura sin mencionarlo. La negativa del gobierno a abrir los archivos de la Side ampara a los elementos de la dictadura en el aparato del Estado y de los sindicatos. La burocracia sindical en su conjunto fue asesora de las intervenciones militares y acompañó la tarea de los servicios. Rodríguez, en Smata, o Zambeletti, en Pintura, entregaron a los delegados a las Tres A o a los grupos de tareas.

El tema implica una crisis política para el kirchnerismo, porque el cristinismo se apoya en la burocracia sindical y ha impulsado un frente único entre La Cámpora y la Juventud Sindical.

Gerardo Martínez debe ser investigado por su labor de delación criminal, y procesado y castigado a partir de los resultados que surjan de ella. Entró en la Uocra desde el Batallón 601, cuando empezaron a desaparecer activistas, sin haber levantado jamás un ladrillo.