Políticas

22/8/2002|768

Gestión obrera o miseria social

El próximo sábado va a tener lugar un acontecimiento de alcance histórico, aunque la prensa no hable de él, o quizás no lo haga precisamente por eso.


Se va a reunir una asamblea de empresas ocupadas que se encuentran gestionadas por sus trabajadores, convocada por el Bloque Piquetero, por Barrios de Pie y por el MIJD de Castells. Participarán numerosos sindicatos y cuerpos de delegados combativos. La apoyan numerosísimas asambleas populares.


Es decir que no deliberará ajena a la convulsión popular que anima al país sino como parte del gran movimiento de masas que protagoniza la rebelión popular.


Las empresas ocupadas son la consecuencia de la incapacidad de la clase capitalista para conducir la Argentina. Ponen al desnudo la bancarrota de la organización capitalista del país. Los bancos confiscan a sus depositantes, cortan el crédito y piden el rescate del Estado; los industriales vacían las empresas y fugan capitales; el Estado es la teta que alimenta a todos estos parásitos permitiendo que paguen deudas e impuestos con bonos desvalorizados. La miseria social se agrava, en consecuencia, día a día.


Para defender la fuente de trabajo y dirigir la producción los trabajadores reclaman la expropiación de los edificios y maquinarias. No para cederlos en gestión al Estado sino para establecer la gestión obrera colectiva. Ante el colapso del capital emergen como la clase con capacidad para sacar al país del marasmo. Plantean de un modo radical la cuestión del poder. El agrupamiento de estas empresas en una lucha común y el acercamiento de otras nuevas planteará con toda claridad en manos de quién deben estar las finanzas y el presupuesto de la nación.


La perspectiva de una gran federación de empresas ocupadas, como parte del movimiento obrero piquetero, de las Asambleas Populares y de los sindicatos en lucha, se refuerza cada día como consecuencia de la crisis. Con los despidos del Scotiabank, comienza la ola de ataques a los bancarios. El tarifazo que Duhalde ha prometido a las privatizadas llevará a nuevos sectores a la lucha.


El capital financiero le acaba de bajar el pulgar a Brasil. El diario Financial Times dice que la banca de ese país colapsará como en Argentina debido a que tiene el 30% de sus activos, unos 200.000 millones de dólares, invertidos en bonos del Estado, cuya cotización ya ha caído un 40%.


La crisis mundial ahoga los impotentes amagues de recuperación que intenta el gobierno de Duhalde. Los bancos locales le están exigiendo al FMI que fuerce a Duhalde a derogar la suspensión de las ejecuciones por deudas hipotecarias.


La perspectiva abierta por la ocupación de empresas y la gestión obrera es la única que puede sacarnos del atolladero.