Políticas

19/4/2007|988

Hay un acuerdo de Kirchner con Macri

Para la segunda vuelta

No pasó demasiado tiempo sin que quedara al descubierto el contenido del acuerdo entre Telerman y Olivera-Carrió.


“Son indicaciones del Cardenal” (Perfil, 15/4), le dijo un enviado de Bergoglio a los operadores del ARI, cuando éstos todavía eran reticentes a asociarse con Telerman. Previamente, Bergoglio ya había cerrado trato con el rabino Sergio Bergman. Digamos, de todos modos, que Bergman está asociado a otra “B”: la de Blumberg, a quien viene acompañando en sus reclamos por el reforzamiento represivo en todo el país.


De este modo, la jefa del “contrato moral” ha estrenado su coalición cívica alquilando, en la Ciudad, a los agentes directos del clero, del sionismo y del capital financiero. Según ha trascendido, la “colocación” de Olivera, ex pope del Banco Francés y lobbysta del capital inmobiliario en la Ciudad, sería parte de un paquete más amplio, que incluye a Alfonso Prat Gay, hombre de JP Morgan, como candidato a vice de la “coalición cívica (y ética)”. Así, la candidatura de Telerman es el trampolín de un reagrupamiento derechista-clerical de oposición al kirchnerismo.


De todos modos, Bergoglio no es hombre de colocar sus fichas en un solo color. Por eso, le impuso a Macri que la secretaria de su vicariato figure en un puesto “expectable” de su lista de legisladores.


Filmus, fundido por la rebelión popular


Con excepción de los encuestadores del gobierno, ninguna compulsa logra sacar a Filmus de un irrevocable tercer lugar en la elección porteña. Los “analistas” se lo atribuyen al “reforzamiento” de Telerman con Carrió, sin reparar en que Kirchner-Filmus reunieron méritos de sobra para hundirse por sus propios medios.


Desde hace dos semanas, los docentes de varias provincias del país le están “recordando” al electorado porteño quién es — y quién fue — Daniel Filmus. El candidato oficial está casi “retirado” de las clásicas “giras de campaña” desde que declaró, hace diez días, que “lo que pasa en Neuquén no tiene por qué influir en la Capital”. Ese mismo día, treinta mil personas marchaban a la Plaza de Mayo para denunciar al “salario de pobreza” que quiere imponerle a los maestros el candidato oficial al gobierno porteño.


Pero la declinación de Filmus ha servido para sacar a la luz otro entendimiento en ciernes: el de Mauricio Macri con Kirchner. La prensa registró que López Murphy no quiso concurrir al acto de lanzamiento de Macri “porque éste le pidio que no hablara de Kirchner” (La Nación, 15/4). Según La Nación, “Kirchner optará por éste (Macri) y no por Telerman en una segunda vuelta, como el Presidente ya habría anticipado”. Vasos comunicantes entre los dos no faltan. En la Ciudad, los “K” y Macri vienen gestando grandes negocios inmobiliarios en común, usando los recursos del Instituto de Vivienda para promover emprendimientos suntuarios. Macri devolvería favores en las presidenciales.


Balde de agua fría


Los nuevos realineamientos de la campaña porteña han hecho volar por los aires la política de quienes llamaban a votar por Telerman o por Filmus para “frenar a Macri”. Los candidatos del progresismo han decidido “darle batalla” a la derecha entregándose, por anticipado y en forma declarada, al clero, a los banqueros y al macrismo.


La “conversión” de Telerman ha sumido en el desconcierto a los piquetruchos que lo apoyaban. Lito Borello y Bonafini se han distanciado de Telerman en nombre de su “lealtad” a Kirchner: dejan al amigo de Olivera-Carrió para apoyar a Filmus, el cerebro ‘educativo’ de Grosso, Menem e Ibarra. Otros, como Patria Libre, no llegaron siquiera a eso: se quedaron con el amanerado, “a la espera” de un cargo en la lista a legisladores. Según parece, fueron recompensados con una postulación en la nómina de suplentes. No es casual, a la luz de todo esto y de la rebelión popular que, en medio del bombardeo y la manipulación de los medios, un tercio de los porteños no quiera votar a los “tres mosqueteros” del capital financiero.


La rebelión popular y la descomposición de los candidatos progresistas plantea una oportunidad para desarrollar con fuerza una alternativa propia de los trabajadores a toda la escala de la Ciudad, y redoblar la lucha por conquistar una banca propia para esa política y ese programa.