Políticas

7/3/2002|744

Ibarra: de Puerto Madero a la olla popular

Se terminó la "capital financiera y turística del Mercosur"

Al inaugurar las sesiones ordinarias de la Legislatura, Aníbal Ibarra confesó sin atenuantes el fracaso del “progresismo” en la Ciudad. Después de haber prometido convertir a Buenos Aires en “la capital financiera y turística del Mercosur”; después de haber asegurado el relanzamiento económico de Buenos Aires a través de un conjunto de “megaemprendimientos inmobiliarios”, Ibarra acaba de admitir que “muchos de los programas de acción de nuestro gobierno se han convertido en anacrónicos o poco funcionales”.


Respaldó esta conclusión lapidaria con cifras contundentes: 4,4% de caída de ventas en los supermercados; 16% de caída en los centros comerciales, todo ello, en los primeros once meses del año, es decir, antes del corralito. En cuanto al turismo internacional *para el cual se habían destinado obras públicas y hasta leyes de subsidio a los capitalistas del sector* “cayó un 12,7%”.


Otro de los rubros “elegidos” por los progres, “las exportaciones, se redujeron un 9%”.


En consecuencia, entre octubre de 2000 y 2001 se “destruyeron 172.000 puestos de trabajo en la Ciudad”, duplicando los niveles de desocupación en el distrito. Hoy, “los desocupados superan las 200.000 personas, y los subocupados 160.000”.


“La velocidad del deterioro socioeconómico *confiesa Ibarra* cambió nuestra perspectiva”. En realidad, como lo demuestran los acontecimientos, la perspectiva era falsa desde el inicio. La nueva perspectiva, que es convertir a Buenos Aires en olla popular, es más reaccionaria y falsa aun, porque el pueblo no se lo va a permitir.


 


La ciudad “asistencial”


Para el gobierno de Ibarra, la Corporación del Sur constituía el eje de un boom económico que avanzaría desde Directorio al Riachuelo, con “inversiones y nuevos empleos”. Después de dos años de inmovilismo, Ibarra ha anunciado que la Corporación del Sur producirá “raciones alimentarias destinadas a las comedores comunitarios y escolares”, y “albergues para gente sin hogar”. Lo que naturalmente no hará es reintegrar los 2.000 predios que esta Corporación ha acaparado para sus proyectos inmobiliarios, y facilitar un proceso de radicación de la población sin techo en la Capital. Para los “progres” porteños, el destino de los “sin techo” debe quedar a 40 km de la Capital Federal, donde pretenden radicarlos sin asegurarles siquiera la infraestructura elemental de servicios públicos que requiere una urbanización.


Ibarra anunció también planes de empleo, pero “para los jefes o jefas de familia más vulnerables”. Es decir que se excluirá de los planes a la juventud, donde revista el 40% de los desocupados porteños, y a la mayoría de esos “jefes de familia”. Además, aseguró que “ni un solo subsidio será entregado fuera de las pautas reglamentarias y públicas”. ¿Cuáles son esas “pautas”? Un reciente “fondo de asistencia social” impulsado en la Legislatura por los ibarristas, asigna el reparto de los planes de empleo a Cáritas y otras organizaciones confesionales. Si a ello se suma el antecedente Franja Morada, queda claro que las “pautas” sólo excluirán, de cualquier reparto de planes, a las organizaciones piqueteras.


El “plan social” de Ibarra también arremete contra las asambleas populares. Así, anunció una “jerarquización del área de Descentralización, para promover la participación popular”. Con este propósito, el jefe de la bancada frepasista, Schifrin, ha dejado la Legislatura para pilotear una tentativa de cooptación de las asambleas de los barrios, a través de los “Centros de Gestión y Participación”.


Ibarra inició su discurso homenajeando a las víctimas de la represión del 19 y 20 de diciembre. Pretendió disimular, de este modo, su completa “ausencia” en la masacre de esos días en “su” ciudad y ante sus propias narices.


Triste final.