Políticas

20/7/2000|674

Ibarra y Cavallo no tejen escarpines

En un editorial, La Nación saludó la reunión entre Beliz-Cavallo e Ibarra-Felgueras, “como un valioso gesto de conciliación”. Dice que, debido a que “la Alianza no tendrá mayoría en la Legislatura local”, Ibarra no podrá ejecutar la tarea que le corresponde de “esculpir los detalles finos” del régimen de gobierno autónomo de la ciudad sin “una armoniosa relación” con la oposición, es decir con el bloque de Cavallo y Beliz. Estas bellas palabras disimulan apenas el interés del diario fondomonetarista de ver al Encuentro de la Ciudad co-gobernando con la Alianza, o sea que monten una conspiración política para que la Legislatura no deje de ser un dócil instrumento de los pulpos que lucran con la especulación del suelo urbano. No en vano De la Rúa acaba de insistir, en la Bolsa de Comercio, en una idea original de Cavallo, de “hacer de Buenos Aires un gran centro financiero internacional” (Clarín, 11/7). Para tal fin prometió nada menos que los recursos de las AFJP… El radical, como se puede ver, no le va a la zaga a su predecesor riojano.


El ‘valioso gesto de colaboración’ significa que los dos grupos “se pusieron de acuerdo en integrar una comisión que elabore la agenda legislativa 2000”. Y no solamente esto; también discutieron el reparto de la Ciudad. “Cavallo reclamó la presidencia de la Auditoría, el Consejo de la Magistratura y el Ente Regulador de Servicios Públicos”, insiste Clarín; es decir el manejo de las instituciones claves de los negocios del próximo período. Aunque Ibarra habría dicho que semejante reparto es atribución de la Legislatura, también aseguró que aceptaría “otorgar esos resortes de control a la principal fuerza opositora” (ídem).


El manejo que se pretende de ‘la agenda legislativa’ significa que se regimentarán las comisiones de la Legislatura para que nada ni nadie pueda salirse del guión que se ha fijado. El resto de la oposición será simplemente silenciado y la Legislatura se reducirá a una cámara que le ponga el sello a lo decidido a sus espaldas. El ‘valioso gesto de colaboración’ pasa a tener las trazas de una conspiración política.


Pero el contubernio todavía no está cerrado, porque si por un lado ninguno de los bloques patronales quiere que la Legislatura se salga de madre, los negocios podrían comprometer esa ‘valiosa colaboración’. Es así que el acuerdo que pretendieron urdir hace un mes para “sancionar leyes consideradas prioritarias para la fórmula que asumirá el 6 de agosto (a cambio) del reconocimiento de espacios en el Parlamento local para la coalición de centroderecha”, murió en menos de lo que canta un gallo. En efecto, la Alianza consiguió reclutar a siete legisladores peronistas que concluyen su mandato el 5 de agosto, para que le aprueben las leyes de licitación del mobiliario urbano y las playas de estacionamiento de la ciudad, prescindiendo de los votos del bloque de Beliz, que eligió la abstención. Al mismo procedimiento ‘transparente’ piensa recurrir la Alianza para hacer aprobar, en una maratónica sesión que tendrá lugar el 4/5 de agosto próximo, los códigos de Planeamiento Urbano y el Ambiental, que establecerán de aquí en más los espacios de especulación inmobiliaria, entre ellos la zona de Retiro-Facultad de Derecho, que tiene un valor potencial muy superior al de Puerto Madero. El grupo de justicialistas que respalda con su voto las maniobras del gobierno de la Alianza no ha sido denunciado, sin embargo, ni por el PJ ni por el Encuentro de Cavallo-Beliz.


Aunque el bloque de Beliz amenaza con recurrir a la justicia por lo que alega es una violación de los plazos que se deben cumplir para aprobar la licitación del mobiliario de publicidad, kioscos, etc., de la ciudad, y hasta protesta contra la sesión maratónica, todo indica que simplemente está negociando su ‘colaboración’ presente y futura a cambio de las posiciones que reclama, incluidos los nombramientos en el Banco Ciudad.


La falta de sencillez de la información que brindan los diarios sobre estos manejos y la ausencia casi completa de una cobertura de ellos por parte de la radio y de la televisión, impiden que lo que está ocurriendo pueda servir como una enseñanza política a los trabajadores. Pero los hechos señalados demuestran que las características democráticas de las instituciones parlamentarias del régimen capitalista se arrugan como un bandoneón cuando los partidos del sistema dejan de tener un control absoluto de ellas, debido a la aparición de partidos opositores de izquierda. La Alianza no ha renunciado, por supuesto, a domesticar también a ciertos partidos de izquierda de cuño democratizante, ya que conseguirlo le reduciría en mucho los costos políticos de su política de regimentación parlamentaria. Existen vínculos de todo tipo entre el ala democratizante de izquierda de la Legislatura y la pata frepasista de la Alianza, por ejemplo. Pero incluso en este punto las maniobras de domesticamiento parten de hechos despóticos previamente consumados, es decir una mayor regimentación.


Denunciamos estos manejos como una conspiración política que pretende, por un lado, birlar al conocimiento de la opinión pública los chanchullos de los funcionarios democráticos, y del otro, permitir que se ‘licite’ la ciudad en beneficio de los pulpos inmobiliarios y de todos aquellos que luego querrán lucrar con los fondos que esas privatizaciones provean al Tesoro público. Reclamamos que las comisiones de la Legislatura funcionen invariablemente con la voz y el voto de todos los partidos representados, y que del mismo modo se forme una comisión encargada de asegurar que llegue a la opinión pública la totalidad de la información parlamentaria en forma accesible y con el protagonismo de los propios diputados y diputadas.


El Partido Obrero convertirá en tema de agitación política y de deliberación popular los asuntos que más afecten a los trabajadores y permitan desnudar el carácter de clase y el despotismo de la democracia capitalista.