Políticas

13/12/2001|733

Ibarra ya paga en Lecop

Ibarra se vio forzado por el derrumbe capitalista a retirar su proyecto de presupuesto. La caída de la recaudación del mes de octubre hizo añicos sus proyecciones. La caída de los ingresos en la Capital fue superior a la nacional: del 18% en octubre y del 11% en setiembre.


En el proyecto retirado, el gobierno porteño había recortado las partidas destinadas a construcciones escolares, al área de salud y asistencia social. En Cultura, la poda abarcaba los gastos en infraestructura e inclusive en personal. A pesar del carácter explosivo de la cuestión habitacional, apenas contemplaba 14 millones de pesos para vivienda. El plan hidráulico destinado a dar solución al flagelo de las inundaciones fue reemplazado por la construcción de “reservorios”, o sea, una salida precaria. Ahora, Ibarra manda una nueva versión que profundiza esta tendencia con podas adicionales del 2 por ciento promedio “en las partidas destinadas a las áreas sociales, como salud, educación y promoción social, entre otras” (BAE, 7/12)


Ibarra había ido más lejos que Cavallo en “dibujar” su proyecto de presupuesto inicial. Llegó a incluir recursos al Incentivo Docente, que será contemplado en el Presupuesto nacional del 2002.


El progresismo porteño ha hecho lo imposible por disimular los alcances de la crisis y por presentar Buenos Aires como una suerte de isla… mientras implementaba el ajuste en las áreas sociales y ejecutaba por debajo de lo autorizado en el presupuesto (“subejecución”) las partidas destinadas a la construcción de viviendas, construcciones escolares y hospitalarias y obras de infraestructura.


El fantasma de la cesación de pagos ha hecho su desembarco en la Capital. En el actual cuadro, el ajuste anunciado no es más que el preludio de nuevos ajustes. La recaudación de noviembre habría caído un 14 por ciento. La Nación aún sigue sin saldar deudas con la Ciudad en concepto de coparticipación, incentivo docente e institutos terciarios. De todos modos, la administración de Ibarra ya “decidió utilizar 100 millones de Lecop para pagar a los proveedores, entre otras deudas” (ídem). De allí a extender el pago en bonos a los propios empleados hay un paso. El siguiente paso será la reduccion salarial y el encarecimiento de los impuestos.


La crisis revela los límites insuperables del progresismo. Hay que invertir la fórmula: un plan económico debe tener como punto de partida las necesidades de los trabajadores.