Impuesto a las grandes fortunas: nuevos pronunciamientos en apoyo al proyecto del FIT Unidad

Con la definición de Alberto Fernández de que el impuesto que propondrá el oficialismo a las grandes rentas y fortunas será “por única vez”, la campaña por el apoyo al proyecto del FIT-Unidad deberá entrar en una nueva etapa. Es que ya queda claro que el proyecto presentado por Romina Del Plá y Nicolás del Caño es la única propuesta real para gravar al gran capital con el objetivo de financiar las necesidades populares urgentes que impone la pandemia. 


Luego del pronunciamiento de intelectuales, docentes universitarios y artistas se ha sumado un pronunciamiento de dirigentes sindicales, del clasismo y sindicatos combativos. Entre los docentes, el proyecto recoge cientos de adhesiones entre delegados, congresales y directivos de seccionales y sindicatos. 


La cuestión del impuesto a las grandes rentas y fortunas, junto a todos los reclamos populares, va a ocupar un lugar central en el planteo de la Coordinadora Sindical Clasista, de cara a la movilización votada por el Plenario Sindical Combativo el 16 de junio. Ganar apoyo a la campaña es la base para desarrollar una movilización popular con esta consigna fundamental.


Las declaraciones de Fernández en el sentido de un impuesto por única vez van de la mano de toda la orientación política del gobierno. Los bonistas reclaman condiciones de repago y rechazan toda idea de gravamen, que podría afectar directa o indirectamente a la clase capitalista en su conjunto. En el altar del pago de la deuda, el gobierno volvió a sacrificar las jubilaciones, con un aumento miserable del 6% por decreto, por abajo del ajuste inflacionario que estaba previsto por ley. Y también están en la mira las cajas jubilatorias provinciales, como lo muestra la ofensiva contra los jubilados de Córdoba, pavimentada por una entregada monumental de la burocracia de Uepc y Ctera.


El proyecto del FIT, mientras tanto, responde a una necesidad objetiva de la situación. Si hay que garantizar las condiciones del sistema de salud frente a la pandemia, si hay que establecer un seguro al desocupado de 30.000 pesos, si hay que sostener las fuentes de trabajo o recuperar la capacidad productiva mediante un plan de obras públicas al servicio de las necesidades populares, ¿cómo se financia esto? El gobierno, incluso ajustando (pero manteniendo pagos de la deuda en pesos), se financia con emisión: mientras rechaza un impuesto al gran capital, echa leña al fuego a la inflación y a la devaluación de la moneda. Los ingresos reales del fisco no paran de retroceder: la caída en mayo es del 30% en términos reales.


Por eso, nuestro proyecto va de la mano con la necesidad de desconocer la deuda externa usuraria y fraudulenta. El impuesto del FIT parte de la posibilidad de obtener 20.000 millones de dólares sobre la base de un impuesto extraordinario no solo a las grandes fortunas personales, sino al gran capital, la banca, los terratenientes, las mineras, las privatizadas de los servicios públicos; en suma, a todos los grandes beneficiarios de la política del macrismo y el kirchnerismo.


Vamos por miles de pronunciamientos en favor del proyecto del FIT.