Políticas

7/7/2007|895

Industria láctea en expansión

Aumentos de salarios y defensa de los compañeros de Parmalat


Los capitalistas de la industria láctea están atravesando un momento de esplendor. En el año 2004, las exportaciones superaron los 540 millones de dólares, un verdadero récord, duplicando prácticamente en volumen y divisas los envíos de 2003. Este auge abarcó los principales rubros, como leche en polvo, quesos y otros derivados como dulce de leche, suero y manteca. La leche en polvo está primera en el ranking, con cotizaciones que han llegado a orillar los 2.500 dólares la tonelada. Este ascenso se explica por un incremento sostenido de la demanda de Asia, en particular de China y la India, y por la caída de algunos de los principales oferentes, como es el caso de Estados Unidos y la Unión Europea.


 


Los productos argentinos, como consecuencia de la devaluación, resultan más baratos que los de muchos de los países competidores.


 


En el mercado local, las empresas cobran sus productos a valor dólar y pagan sus insumos y remuneraciones en pesos. Los precios crecieron al ritmo de la devaluación, pero los salarios siguen desvalorizados -las patronales, inclusive, han logrado una virtual recorte de las remuneraciones de las horas extras-. El precio que se paga a los tamberos está rezagado en relación con el precio final de la leche que llega a las góndolas. Aun así, los tamberos han visto una mejora sensible de la rentabilidad que ha ido acompañada de un proceso de concentración de capital.


 


En este nivel de superbeneficios reside el boom actual: “Debe ser -dice La Nación (5/2)- récord histórico mundial y materia de estudios para los analistas”.


 


La regulación de precios que plantea el gobierno, para un grupo minúsculo de productos y de apenas unos centavos, es una verdadera cargada. El precio de la leche y sus derivados debería tomar como punto de referencia para su cálculo los costos locales y no los precios de exportación.


 


Este boom explica la carrera de inversiones. Mastellone Hermanos incrementaría su capacidad de elaboración de leche en polvo a cuatro millones de litros por día para fines de 2005 y a cinco millones para 2007. Además de ampliar este año la capacidad de producción de quesos de su planta de Trenque Lauquen, instalará una nueva unidad de leche en polvo con capacidad de un millón de litros por día. Trenque Lauquen pasará a tener una capacidad total de 2,5 millones de litros por día. En tanto, en la planta Nº 5 de General Rodríguez —la más grande de su tipo en Latinoamérica- aumentará en un 20 por ciento la capacidad de procesamiento de leche en polvo a través del agregado de un tercer condensador.


 


Otras empresas de la competencia no se han quedado atrás. Williner en Villa Italia, muy cerca de Rafaela, y La Cirila, de Nogoyá, confirmaron la ampliación de sus plantas de secado y sumarán entre ambas 1,2 millón de litros diarios de capacidad de secado a la capacidad actual, que asciende aproximadamente a los 14 millones de litros diarios. La firma Verónica tiene planes similares.


 


Este panorama ha atraído la atención de las grandes corporaciones extranjeras, que aprovechan la gran mochila que arrastran del pasado las lácteas “nacionales”, como sus pesadas deudas. SanCor “emitió nueva deuda por 87,2 millones de dólares y, a pedido de sus acreedores, había otorgado garantías. Mastellone dio en garantía el 49 por ciento de sus acciones. Las obligaciones negociables fueron de 225 millones y la deuda con los bancos ascendió a 108 millones”. El estrangulamiento financiero que soportan ha creado el terreno ideal para el desembarco de los grandes pulpos. Danone se acaba de quedar con la logística de La Serenísima, al comprarle el resto del paquete accionario que compartía con Mastellone. Nestlé, a su turno, tiempo antes, junto con la mutinacional Fonterra, selló un acuerdo con SanCor para la comercialización en el mercado local.


 


En un cuadro de expansión vertiginosa como el que describimos, hay lugar también para Parmalat. Pero la intención final de Taselli sería venderla a otros grupos económicos capitalistas, para lo cual quiere arreglar las deudas heredadas y destruir los derechos de los trabajadores.


 


La reactivación y los superbeneficios que están extrayendo las empresas del ramo crean las condiciones favorables para que los trabajadores de Atilra tomen la iniciativa para exigir el aumento de los salarios, la supresión de todas las cláusulas flexibilizadoras, la plena vigencia del convenio y el funcionamiento sin cercenamientos de Parmalat.