Políticas

29/6/2006|952

Inseguridad en el subte: “Hay zona liberada”

Reportaje a Carlos Taborda, delegado de la linea B


-¿Cuál es la situación que se vive en el subte?


 


-Los trabajadores y usuarios venimos padeciendo desde hace tiempo el accionar de bandas delictivas de punguistas y arrebatadores. Ante la denuncia de estos hechos, los trabajadores sufrimos amenazas y agresiones por parte de estos delincuentes. En el último período, con la agudización de esta situación, se intimó a Metrovías a que de no haber solución alguna se procedería a parar las formaciones. Como consecuencia, se realizaron operativos hace unos meses, pero la situación ha vuelto a recrudecer.


 


-Ante los recientes casos de abuso y violación denunciados, se ha incrementado la presencia policial en las estaciones. ¿Esto constituye una solución?


 


-Desde el comienzo de la concesión existe una presencia policial. Esto no ha impedido el desarrollo de estas bandas que asolan el subte. Uno puede comprobar fácilmente que estos señores (delincuentes) se mueven, en el caso de la Línea B, entre las estaciones Carlos Pellegrini y Carlos Gardel, con una impunidad absoluta. Esto ha convertido a este sector especialmente en una zona liberada. Y queda demostrado que los intereses de los delincuentes y los de la corrupta policía van de la mano, todo en perjuicio de los usuarios y los trabajadores.


 


-¿El personal de seguridad privada cumple algún tipo de función en estos casos?


 


-Los trabajadores de la empresa Seguridad Metropolitana no están facultados para realizar funciones parapoliciales, es decir, de prevención y represión del delito, facultad exclusiva de la Policía Federal. Ellos realizan tareas de asistencia al pasajero, lo mismo que los compañeros de NeoService que se desempeñan como auxiliares de estación, asistiendo al pasajero y controlando la evasión en los molinetes. Ambos sectores consiguieron una reducción de su jornada a 6 horas al reconocérles la insalubridad del lugar donde trabajan, pero Metrovías no ha incorporado más personal, produciéndose una clara ausencia en lugares y horarios claves, donde el accionar delictivo se vería disuadido ante su presencia. Y ante un ilícito ellos sólo pueden comunicarlo a las autoridades policiales pertinentes.


 


-La seguridad también abarca cuestiones como el estado de los trenes. ¿Qué actitud toman ustedes frente a eso?


 


-Siempre somos los trabajadores los que realizamos las denuncias correspondientes ante los organismos del Estado que deben velar por la seguridad del material rodante (CNRT, GCBA, etc.), los cuales hacen oídos sordos frente al calamitoso estado de los trenes. Todo esto está enmarcado en la sanción del Decreto de Emergencia Ferroviaria firmado por Duhalde en 2002, el cual habilitó a las empresas concesionarias a modificar las pautas originales de los pliegos de concesión. En esa oportunidad se modificaron los cronogramas de servicio y mantenimiento, producto de la enorme merma de los pasajeros transportados por la crisis del Argentinazo. Hoy se superan los récords históricos en venta de pasajes y publicidad, al igual que en la explotación de locales comerciales. Pero todavía se sigue padeciendo la falta de un mantenimiento general profundo que logre poner en condiciones óptimas el estado de las formaciones e instalaciones (escaleras mecánicas, ventilación, ascensores, etc.). Por estas razones, reclamamos al Estado la inmediata constitución de una Comisión de Seguridad e Higiene, donde los trabajadores que la integren cuenten con poder de veto ante los casos que sean considerados de gravedad y atenten contra el normal y seguro desarrollo de la operación del servicio.