Políticas

5/12/2016

Instituto Antonio Próvolo: “Sí, yo era un pedófilo”

En un reportaje, publicado en 2009, un cura confesaba los abusos que se practicaban en la congregación. Encubrimiento clerical.


El portal Infobae reproduce un reportaje realizado a un cura abusador del Instituto Antonio Próvolo, de Verona, publicado por L'Espresso en el año 2009. Esta rememoración responde a las recientes denuncias de testigos y víctimas contra un grupo de clérigos y laicos de la sede mendocina de esa congregación, que abarcaría 60 casos de pedofilia contra niños y niñas hipoacúsicos. 


 


Nicolás Corradi, uno de los curas pedófilos, fue trasladado por el Vaticano de la sede del Instituto Próvolo de Italia a la sede de Luján de Cuyo en Mendoza, para encubrir los abusos que cometió en ese país europeo, donde nuevamente abusó de los infantes que estaban bajo su cuidado. 


 


La confesión 


 


En su testimonio, individual, este cura da cuenta de la magnitud de los crímenes contra la infancia de parte de la Iglesia Católica en Verona 


 


-¿Cuántas veces ha abusado?


 


-Una o dos veces al mes, a veces pasaba más tiempo 


 


-¿Cuánto tiempo ejerció esa violencia contra los niños?


 


-Muchos, muchos años. Yo no recuerdo exactamente, pero muchos, muchos años. Empecé siendo un hombre joven y en ese entonces no me di cuenta… era un simple asistente. Lo hacían casi todos en otras instituciones. Era normal. Ese fue el mal hábito (sic). (…) El primero tenía 7 u 8 años, no recuerdo exactamente. Estuve con quince pequeños sordos, pero con cinco o seis de ellos tenía contactos más frecuentes… Bueno, creo que estuve con trece… o tal vez un par más.


 


El sacerdote revela el pacto de silencio que rige en la curia frente a esta práctica y el encubrimiento de la jerarquía eclesiástica para proteger a los curas y laicos pedófilos


 


-Si se enteraran en el Próvolo que hablé, sería inmediatamente expulsado… y no sé dónde ir. Tengo pesadillas pensando que voy a quedarme sin casa" "Estoy avergonzado de los sacerdotes que niegan y hacen silencio. Hay mucha hipocresía y 'omertá' (NdR: Ley del silencio frente a actividades delictivas).


 


-¿Vio a otros abusar de los niños en el Próvolo?


 


-Sí, vi abusar (da el nombre de tres religiosos). Se podían ver las actitudes… De nuestro grupo, solo muy pocos se han salvado de la pedofilia.


 


-¿Los superiores del Instituto sabían lo que allí ocurría?


 


-Por supuesto que conocían lo que pasaba.


 


-¿Les confesó a otros sacerdotes que usted era un pedófilo?


 


-No, me puse de rodillas y me confesé ante Dios y oré. Le he pedido perdón al Señor. La pedofilia ha hecho tambalear mi vida… Pero encontré en los niños una cierta belleza, una cierta atracción.


 


-¿Hablaron entre ustedes, en la intimidad del Próvolo, de la acusación de pedofilia después de que se conociera la investigación de L'Espresso?


 


-Sí, la reacción fue fea, chocante, pero la mayoría permaneció en silencio, porque sabía lo que allí ocurría. Salió a la luz una cadena de odio entre los sacerdotes… Es difícil compartir la mancha de la pedofilia y todo el mundo guardó para sí sus pensamientos. Además, el abogado nos dijo que no habláramos con nadie. Pero alguien habló y le fue bien… Yo también quise hablar y ahora me siento aliviado. Lo digo así, de un modo simple: me equivoqué, estoy mal, pido perdón.


 


Encubrimiento clerical


 


El ocultamiento de los antecedentes de denuncias por abusos sexuales sobre curas y su traslado a distintas latitudes es el modus operandi del Vaticano para ocultar estos delitos, en primer lugar, el encubrimiento de la jerarquía eclesiástica.


 


Los gobiernos provinciales y nacionales forman parte de estos operativos de encubrimiento. Exigimos la más amplia investigación y la separación de la Iglesia del Estado.