Políticas

28/5/2009|1085

Irrupción de los secundarios

El 22 de mayo de 1969 en Córdoba

Siete días antes del Cordobazo, unos 1.500 estudiantes secundarios ganamos las calles del centro. La dictadura de Onganía desató una fuerte represión policial.

Contingentes de los colegios Manuel Belgrano, Deán Funes, Jerónimo L. de Cabrera, Monserrat, nos habíamos ido presentando en la puerta de cada colegio, arrancando nuevos grupos que iban robusteciendo la movida hasta ganar el centro de la ciudad.

La represión se desató en las inmediaciones de la plaza San Martín y varias decenas de estudiantes fuimos presos, otros nos refugiamos en las cercanías del Manuel Belgrano y del Monserrat. Dentro de las 24 horas recuperamos la libertad, pero varios de los presos fueron rapados para ser marcados ante las autoridades educacionales y en futuras movilizaciones.

El desarrollo del movimiento estudiantil secundario venía del año ’68 y se habían formado “clubes estudiantiles”, una forma de vulnerar la prohibición de organización sindical de los estudiantes. En el Manuel Belgrano convivíamos, en el Club Estudiantil, fuerzas de la derecha (Tacuara) y socialistas antiestalinistas de la ERES. Esta era una agrupación independiente que sobre fines del ’68 se incorporaría en masa a Política Obrera, para integrar la Tendencia Estudiantil Socialista Revolucionaria (TERS), rama secundaria.

Movidos por la orientación de la unidad obrero estudiantil, los cuadros de la TERS ya habíamos participado activamente en la puerta del Córdoba Sport en la refriega de los obreros del Smata el día 14 de mayo, donde por lo menos uno de nuestros dirigentes sufrió heridas en la batalla con la caballería.

El movimiento secundario se movió, al igual que el universitario respecto de los comedores estudiantiles, con reivindicaciones puntuales como el boleto estudiantil. Pero el motor más importante fue la libertad de organización en los colegios, la lucha contra la dictadura y por la unidad obrero estudiantil. El fermento político dominó por completo la etapa de organización de los secundarios.

No podríamos apreciar con exactitud qué grado de participación tuvieron estos miles de estudiantes en el Cordobazo mismo, pero con toda seguridad en las camadas estudiantiles y populares masivas que se fueron plegando a la llegada de los obreros de Santa Isabel de la Ika Renault, estaban estos jóvenes. La TERS participó de manera organizada en los acontecimientos, en función del pronóstico de Política Obrera del levantamiento obrero y popular que se desarrollaría como consecuencia del paro activo. Estuvimos preparados para la acción directa y nuestra primera participación fue en la plaza Vélez Sarsfield, contra la caballería, frente al colegio Olmos y a la Casa Radical, a la llegada de las columnas del Smata, victoriosas de la batalla contra la infantería en Plaza España. Más tarde nos reagruparíamos especialmente en los sucesos de la Xerox, una multinacional, que fue objeto especial de la movilización obrera como objetivo antiimperialista.

La reforzada TERS, después del Cordobazo, desplegó una orientación de elección de delegados de curso y de turno en más colegios, y a fines de junio lograba una gran representación en un congreso de la Federación de Estudiantes Secundarios dominada hasta entonces por la ‘Fede’, del PC, realizado en el Sindicato de Luz y Fuerza que dirigía Agustín Tosco. El stalinismo no aceptó la representación por delegados, el congreso se rompió y se formó la Fesc de Bases, como resultado de la alianza de la TERS con estudiantes combativos y un grupo del PSIN, Partido Socialista de la Izquierda Nacional (Abelardo Ramos), uno de cuyos dirigentes era Osvaldo Coggiola, hoy militante del CRCI.

Esta camada de estudiantes y en particular de la TERS jugarían a fin de año, y durante todo el verano, un gran rol en la lucha contra un examen limitacionista en la Universidad de Córdoba, que tuvo un carácter de masas, a partir de cursos de formación llamados por la Federación Universitaria de Córdoba. En esos cursos, numerosos delegados elegidos por los estudiantes fueron de la TERS y desarrollaron una orientación movilizadota que culminó en una táctica de boicot al examen. Las acciones por el boicot fueron reprimidas. Al igual que otras manifestaciones previas, el boicot no prosperó pero se lograron flexibilizar enormemente las trabas al ingreso, lo que constituyó una victoria del movimiento. La TERS entraba reforzada con nuevas camadas al combativo movimiento universitario de los setenta.

Néstor Pitrola (22 de mayo de 2009)