ITALIA | La "luna de miel" de Berlusconi

"Berlusconi"La clase obrera italiana está sufriendo grandes golpes luego de la elección del derechista Berlusconi como primer ministro, o del fascista Gianni Alemano (a quien sus partidarios saludan como "il Duce romano") como alcalde de la capital.

En la elección de la comisión interna de Pirelli Milán, una gran planta históricamente dominada por la izquierda, los representantes del sindicato de la derecha (UGL) obtuvieron 9 de los 21 puestos. El golpe para la CGIL (la central dirigida por el Partido Democrático) fue "durísimo", tanto más cuanto los nueve delegados elegidos por la UGL eran, hasta hace poco, de la CGIL. El ascenso de la UGL se manifiesta, también, en otras fábricas del norte: en Berco Ferrara (perteneciente al grupo ThyssenKrupp), sus candidatos obtuvieron el 33% de los votos.

En otras fábricas de gran importancia, como Ferrari o Fiat Melfi, los obreros apoyaron masivamente en sendos referéndums dos acuerdos que establecían peores condiciones de feriados, pausas técnicas, y prestaciones del comedor. El acuerdo estaba impulsado por la patronal y fue refrendado por la CSIL y la UIL; la CGIL, la central mayoritaria en ambas plantas, había llamado a la abstención.

En este cuadro, asumió la nueva dirección de la central empresaria, la Confindustria, y llamó a los sindicatos a "comprender el giro político e ideológico del 13 de abril (la fecha de las elecciones)". El centro de su programa es "un nuevo modelo contractual, moderno, que no ponga límites a la productividad". La Confindustria declara abiertamente su decisión de arrasar con las conquistas vigentes. Después de reunirse con Berlusconi, Emma Marcegaglia, la nueva presidenta de la Confindustria, ha declarado que "el programa del gobierno es el nuestro"…
Frente a la ofensiva general en curso, los sindicatos se han declarado "unitariamente" dispuestos a discutir un nuevo "modelo de convenio colectivo". Un vocero de la Confindustria calificó el anuncio como "una base muy importante para comenzar las discusiones" (Corriere della Sera, 3/5). Las centrales ya han comenzado a discutir con el gobierno el plan oficial de "reforma de la administración pública".

Todo esto ya está provocando una crisis en la CGIL. A fines de abril, la prensa informaba que "los reformistas de la CGIL no toleran que Epifani (secretario general) continúe poniendo obstáculos al acuerdo con la CISL y la UIL sobre una propuesta común de reforma del modelo contractual" (Corriere della Sera, 25/4). Después de ceder ante la derecha, Epifani es el blanco de las críticas de la izquierda de la CGIL (Fiom, Lavoro e Societá, Rete 28 Aprile).

Luna de miel

Berlusconi ha ganado el apoyo del centroizquierda y de la intelectualidad "bienpensante".
Walter Veltroni ya anunció que el Partido Demócrata "no levantará barricadas" a las primeras medidas económicas del gobierno y, aunque algunas las considera "desacertadas", las votará en el parlamento.

"Il Cavalieri" le ofreció el puesto de ministro de Trabajo a Pietro Ichino, diputado del PD, para "actuar como garante de los acuerdos entre la mayoría y la oposición en la política laboral". Ichino declinó la oferta porque considera necesario extender el acuerdo "bipartisano" a otros campos, como la reforma electoral, la política europea y la política económica. Es decir, el PD plantea un virtual "co-gobierno" con la derecha.
El giro pro-Berlusconi amenaza con dividir el PD: el ex canciller D’Alemma ya advirtió sobre los "peligros" de esta política.

Detrás del PD, numerosas "personalidades de izquierda", como Carlo Aymonino, "arquitecto y exponente de larga trayectoria de la cultura progresista", o la cineasta Liliana Cavani, han salido a apoyar a Berlusconi. Berlusconi recoge opiniones favorables, incluso entre los ex amigos de Fausto Bertinotti (Refundación Comunista), como el cantante Antonello Venditti. Hasta la comunidad judía respalda a Berlusconi e incluso apoyó la candidatura del fascista Alemano "porque defiende al Estado de Israel". Ni qué decir que el Vaticano saludó fervorosamente al nuevo gobierno.

Divisiones

La unanimidad que recoge Berlusconi en las encuestas y entre las "personalidades" desaparece en el lugar menos pensado: el gobierno.

La designación de los ministros y autoridades de las cámaras fue una guerra abierta entre el partido de Bertinotti (PDL) y la xenófoba y secesionista Liga del Norte. La Liga obtuvo una gran elección, que hizo valer para ubicar a dos de sus hombres en ministerios clave: Maroni en Interior y Tremonti en Economía. Con ellos, la Liga, hostil a la Unión Europea, "tiene el predominio del gabinete" (Corriere della Sera, 28/4). Su jefe, Umberto Bossi, presidente del Senado, es el "hombre fuerte de Italia" (El País, 16/4). La Liga maniobró para impedir que Berlusconi nombrara a su "delfín", Gianni Letta, como viceprimer ministro. Berlusconi tuvo que tragarse este veto a la designación de un eventual "sucesor"; esto significa que la Liga se candidatea como "alternativa" a Berlusconi ante una eventual crisis política. Bossi fue muy claro respecto de Berlusconi: "Silvio se casó con la Liga. Ahora que obedezca… Berlusconi debe respetar los pactos con la Liga" (Corriere della Sera, 28/4).
La victoria de Alemano en Roma le ha dado argumentos a AN, el socio menor de la coalición, para terciar en la disputa.

Proteccionismo

Giulio Tremonti, el hombre que la Liga del Norte impuso en el Ministerio de Economía, acaba de realizar sus primeros anuncios: un paquete de austeridad de 30.000 millones de euros, que se concentrará en el recorte de los gastos. Sin esas medidas, dice, el déficit estará fuera de control.

Lo que destaca a Tremonti es su planteo de "federalismo fiscal" (mayor poder a las provincias y regiones, lo que beneficiará a las ricas regiones del norte) y, por sobre todo, su planteo proteccionista, en particular frente a las importaciones chinas e hindúes. "Los industriales y los trabajadores italianos tienen miedo de que India y China les quiten sus puestos de trabajo" (Corriere della Sera, 12/5).

"Para Tremonti, el mal no es el capitalismo sino los tiempos y los modos de la globalización, o sea la renuncia de Europa a guiar un proceso que se ha vuelto muy rápido y caótico. El Viejo Continente se ha convertido en un castillo de naipes" (Corriere della Sera, 7/5). Tremonti busca poner un "límite" a la concurrencia externa para proteger las posiciones del capital italiano.

Esto ya está llevando al gobierno de Berlusconi a chocar con sus "socios europeos" e incluso con sus aliados locales. Berlusconi bloqueó la tentativa de Air France-KLM de quedarse con Alitalia, al borde de la quiebra, y le otorgó a ésta un préstamo oficial de 300 millones de euros para mantenerla a flote. El gabinete (no el directorio de Alitalia) decidirá quién se queda con la empresa pero Berlusconi ya anunció que "si la UE pone obstáculos al apoyo a Alitalia, la comprará el Estado" (Corriere della Sera, 28/4).

Esto despertó las protestas de todos los competidores y de la propia Comisión Europea – que la califica de "asistencia ilegal"-  y hasta de la central patronal italiana. "La italianidad no es indispensable; el respeto a las leyes del mercado, sí (…) queremos una solución de mercado; queremos un socio internacional que reestructure y relance Alitalia", declaró Emma Marcegaglia, presidenta de la Confindustria.

Convulsión

La "luna de miel" oculta que Italia enfrenta un cuadro de crisis. La burguesía prepara un ataque a fondo contra las conquistas sociales de los obreros. Berlusconi-Tremonti impulsan una política de recortes y proteccionismo con un gobierno dividido, internamente heterogéneo y enfrentado con la burguesía europea.

Luis Oviedo