Políticas

25/5/2000|666

Izquierda Unida: Para el PC, “se reforzó el gobierno”

El PC caracteriza que las elecciones de Capital han fortalecido al gobierno aliancista nacional para llevar adelante sus planes de ‘ajuste’. “A nivel del gobierno nacional –dice– el triunfo porteño de la Alianza afianzó el rumbo económico dominante” (Propuesta, 11/5). “El triunfo de la Alianza en la Ciudad de Buenos Aires –agrega– brindará un nuevo impulso al ajuste (…) Así la victoria de Aníbal Ibarra otorgó un renovado oxígeno político para profundizar el rumbo adoptado”.


El PC se suma así al coro patronal que no quiere registrar que la Alianza perdió 10 escaños y 400.000 votos en apenas seis meses. Votos que no fueron a parar a la oposición centroderechista, sino a la ‘izquierda’ de la centroizquierda y al PO.


En realidad, la votación del domingo 7 de mayo en la Ciudad de Buenos Aires le quita legitimidad a todo intento del gobierno aliancista para avanzar en nuevas medidas de ‘ajuste’. Los cortes de ruta y los levantamientos posteriores a la elección se lo recordaron rudamente. En lugar de una consolidación, el gobierno aliancista ha entrado en una nueva fase de crisis.


El PC saca entonces un balance erróneo, pero, ¿por qué y con qué objetivo?


Contrariamente a su perorata acerca del reforzamiento de los ajustadores, el PC valora positivamente el ‘triunfo’ de Ibarra, o sea como una derrota de Cavallo (“que debe examinarse junto con un avance notable de la izquierda”). Es decir, que la victoria del ‘ajuste’ no sería tan negativa después de todo. El PC, que en el pasado cercano fue parte de la centroizquierda (junto al Chacho Alvarez, Fernández Meijide, Pino Solanas, etc.), no ha terminado de romper sus vínculos con el progresismo proimperialista. Echegaray no lo oculta cuando plantea la estrategia de un frente “izquierda-centro”. El PC insiste en que la actual IU es parte del Foro de San Pablo junto a otros partidos progresistas proimperialistas. En las mismas páginas, Patricia Walsh llama a “la reconstrucción del campo popular”, término que recubre un policlasismo bajo dirección extraña al proletariado, y en el periódico del Mst, define que “las tres banderas de independencia económica, soberanía política y justicia social son las que está expresando nuestro programa” (Alternativa Socialista, 11/5). El gobierno de los trabajadores y la unidad socialista de América Latina, no.


El PC coincide: estamos, caracterizan, en una “etapa de acumulación de fuerzas y de recomposición del campo popular, con un eje en la unidad de la izquierda y los revolucionarios” (itálicas nuestras). La función de la unidad de la izquierda es claramente dar sustento a la recomposición de un frente popular bajo dirección burguesa o pequeñoburguesa.


Esto explica los ataques de los integrantes de IU contra el “sectarismo” del PO. Para Echegaray, IU “tiene un proyecto realista…”. Para Walsh, es “la izquierda que se une, una izquierda que no es sectaria “, (que) se abre “por más unidad” a la “reconstrucción del campo popular”.


Lo que IU ataca es la perspectiva de que la clase obrera construya su partido político independiente, que es lo que está a la orden del día, frente a la crisis del nacionalismo burgués. Se trata de desarrollar la ruptura de las masas con el peronismo, devenido instrumento incondicional del imperialismo y del gran capital. Esto es lo que IU considera “sectario”. El PO ha llamado a la izquierda a encarar de conjunto esta tarea político-histórica. Pero este necesario debate ha sido rehuido en todo momento y lugar, por la explotación demagógica de consignas como “la izquierda que se une”, que ocultan una estrategia contraria a los intereses históricos de la clase obrera.


¿¡‘Que se une’!?


La explotación electorera de la consigna “la izquierda que se une” es plenamente conciente. Pero demagogia aparte, IU ha demostrado que no puede intervenir en el terreno de la lucha de clases como factor de reagrupamiento. Así, por ejemplo, en la movilización convocada el 24 de febrero a Plaza de Mayo por la CGT contra la reforma laboral, el PC no sólo le dio la espalda sino que en su periódico defendió los convenios y sindicatos por empresa. Ahora, en las elecciones que se realizarán en el sindicato docente de la provincia de Buenos Aires (Suteba), el PC se ha negado a integrar el frente antiburocrático constituido por casi todas las expresiones combativas y de izquierda. ¿Es el precio que paga por mantenerse en la dirección burocrática centroizquierdista de la CTA, junto a los dirigentes centroizquierdistas del Suteba y Ctera? También el año pasado se había negado a integrar el frente antiburocrático en las elecciones nacionales de ATE. Y fue un factor fundamental en impedir que este frente antiburocrático ganara el sindicato provincial de Santa Cruz. También en la gran huelga minera de Río Turbio se colocó del lado de la burocracia degenarista contra los trabajadores, por lo que sufrió el repudio de asambleas masivas.


“A otro perro con ese hueso”.