Políticas

22/1/2009|1070

JORGE JULIO LOPEZ | La pista policial que siempre se pierde

Adriana Calvo, de ex Detenidos Desaparecidos, dijo sobre el secuestro y desaparición de Jorge López: “Cada vez que una pista se acerca a la policía, enseguida se diluye, se pierde”.

El viernes 16, las versiones iban y venían en tal volumen que sólo podían estar orientadas a generar confusión, de modo que alguna pista cierta también se perdiera, se diluyera, como dice Calvo.

Ese día, una de las versiones indicaba que se harían excavaciones en Mar del Plata, en la presunción de que López habría sido enterrado en esa zona. Por lo menos, un testigo aseguró que el albañil fue trasladado a La Serena, en Mar del Plata, el mismo día de su secuestro, el 18 de septiembre de 2006.

Ese testigo había dicho también que para llevar a López hasta allí se usó un Volkswagen Gol. Pues bien, ahora se encontró un auto de esas características en el barrio San Jacinto, junto a La Serena, en una finca lindera a la casa del médico represor Osvaldo Falcone, de la Bonaerense, íntimo colaborador del Miguel Etchecolatz en tiempos de Ramón Camps. Falcone visita a menudo al criminal preso en la cárcel de Marcos Paz.

Entretanto, la agencia Télam desmentía los rumores sobre posibles procedimientos policiales en Mar del Plata, y menos de excavaciones.

En definitiva, cada pista perdida contribuye de todos modos a poner las miradas en la banda detenida en Marcos Paz, con Etchecolatz a la cabeza. Obviamente, esos tipos no pueden actuar solos desde ahí.

Por lo menos, el Servicio Penitenciario Federal es parte activa de la cadena de complicidades con los represores presos. Pruebas al canto: se sabe que Falcone visita regularmente a Etchecolatz, pero no puede conocerse el dato con precisión, porque de todas esas visitas el SPF registró solamente dos.

A.G.