Políticas

14/7/2016|1419

Jujuy: la disgregación política de Unidos y Organizados


La renuncia del jefe del bloque de Unidos y Organizados, Germán Noro, sobrino del marido de Milagro Sala, Raúl Noro, fue un cimbronazo político para una organización, la Tupac Amaru.


 


Noro fue siempre un delfín de punteros políticos peronistas y vivió acomodado en el Estado: pasó por el Ministerio de Salud, fue asesor en el Parlamento jujeño, funcionario en la Municipalidad del Carmen, ocupó un cargo en el Inadi y finalmente accedió a la Legislatura en 2013.


 


Luego de la renuncia de Milagro Sala a su banca legislativa provincial, para acceder a la que tiene como diputada del Parlasur, Noro ocupó la presidencia del bloque. No sólo resultó llamativa la renuncia, sino su destino. Ha pasado a formar parte del bloque de Marcelo Llanos, otrora aliado al kirchnerismo, hoy aliado al vicegobernador, Haquim.


 


Este hecho ha provocado el repudio contra Noro y la aplicación del mote de “traidor” por parte de algunos de sus ex compañeros, como el diputado Esquivel, quien declaró: “es fácil llevarse una banca y venderla al mejor postor. Hoy se sienta con los carceleros de Milagro” (El Tribuno, 8/7).


 


No es el primer diputado del frente Unidos y Organizados que se pasa al oficialismo. Ya lo habían hecho, si bien desde “bloques unipersonales”, el diputado Cayo y el concejal Bejarano, ambos de la organización ODIJ, los primeros en romper con Sala, durante el acampe en plaza Belgrano.


 


La diputada Mabel Balconte también renunció a Unidos y Organizados luego de su detención por una denuncia de desvío de fondos de la Tupac Amaru. Balconte es hoy una de las principales denunciantes de Milagro Sala, a la que acusa como responsable política de desvíos millonarios, que incluyen las “valijas” de plata hasta la Quinta de Olivos y al propio Máximo K recibiéndolas allá. Del bloque de seis diputados que tenían, hoy sólo quedan tres: Juan Manuel Esquivel, María Ester Mamaní y Ariel Ruarte.


 


“Nunca fui Tupaquero”. Con estas palabras, se desmarcó el diputado Noro en las entrevistas. En su intento de justificar su alejamiento, planteó que la base política del frente Unidos y Organizados ha desaparecido. “El movimiento Evita se fue hasta del kirchnerismo; Forja se fue del frente, como también Renovación Cívica y La Red de Organizaciones Sociales” (programa “La Balanza”, 8/7). Y también pidió que se realice una auditoría para ver si se realizaron todas las obras que se comprometió la organización y por las que recibió el dinero.


 


Refundación que no refundó nada


 


El mes pasado se realizó en la provincia el congreso de “refundación” de la Tupac Amaru. Se proponía discutir como intervenir bajo el nuevo escenario, como volver a “patear” las calles. El mismo se caracterizó por el intento de cubrir con presencia de delegaciones de afuera, las grandes ausencias locales, desde dirigentes políticos del movimiento (Noro estuvo ausente) a los seguidores y militancia de base.


 


El encuentro terminó votando tibias medidas para reclamar la libertad de Milagro Sala, así como un pedido al Congreso Nacional para que intervenga la Justicia de Jujuy (NdR: el bloque K ya había solicitado anteriormente la intervención federal de la provincia).


 


Está en discusión como van a seguir funcionando algunas instalaciones de la Tupac, como la bloquera, la fábrica textil, el terciario (este año todavía no comenzó primer año y hay presiones para cerrar carreras). El gobierno de Morales aprovecha la disgregación para cerrar acuerdos con dirigentes con la política del garrote y la zanahoria.


 


La debacle


 


Destacamos el rol de la Tupac Amaru, desde que salió a la palestra, como un intento de hacer pasar la “sintonía fina” a los trabajadores en Jujuy (PO N° 1.245). 


 


Esta mención sirve para sacar a relucir el debate acerca del rol que tuvo Milagro Sala y su organización en la provincia, primero como movimiento reivindicativo, luego como un apéndice del Estado que recibía millonarias sumas de manera discrecional. Y, finalmente, como partido político que buscó ser un “tapón” para contener a miles de trabajadores hastiados del bipartidismo que gobernó la provincia durante los últimos 30 años y que la dejaron en ruinas.


 


A la luz de esta experiencia, decimos que no hay ni puede haber atajos. La salida para los trabajadores y el pueblo jujeño es el desarrollo de una alternativa política independiente. Desde el Partido Obrero en el Frente de Izquierda, ponemos todo nuestro empeño en esta tarea.