Políticas

29/4/2022

Juntos por el Cambio: el matrimonio en crisis decidió no “abrir la relación”

Las “palomas” cierran filas contra Milei, los “halcones” contra el PJ y los radicales sobre su armado. Persisten las contradicciones.

Reunión de Juntos por el Cambio.

La Mesa Nacional de Juntos por el Cambio se reunió este miércoles 27, con la idea de disimular la crisis del espacio, acosado por distintos frentes internos, candidaturas personalistas y, en esencia, divergencias profundas sobre el carácter de la coalición y la propuesta de un gobierno de relevo para el 2023. Es parte de la crisis política nacional, que también se expresa en los choques internos del Frente de Todos. En ambos casos en un reflejo de la deriva económica nacional que resulta del pacto con el FMI, el cual no solo implica un ataque a las masas laboriosas sino que además choca con incluso intereses particulares de diferentes sectores capitalistas (lo evidenció el tractorazo).

El intento de mostrar unidad, con el bloqueo a Milei y los reproches al diálogo con el PJ, fue deschavado en menos de 24 horas con el cruce mediático de Bullrich: la derecha tambalea, con un gobierno que aplica su programa fondomonetarista.

El cónclave cambiemita puso más de relieve las diferencias que los acuerdos plasmados en un documento que ya se ha convertido en papel mojado. Las “palomas” (Larreta, Vidal, etc.) celebraron la exclusión de Milei, con apoyo del expresidente Mauricio Macri y el bloque radical, con sus gobernadores. A este le achacan querer destruir el espacio a cambio de un armado “purista”, sin vínculo con los gobernadores y con los actores necesarios para facilitar la contención social. Algo que se expresa en la consigna de un “cambio sin anarquía”.

Macri también apuntó para el otro lado, la alianza con parte del PJ, con acusaciones al gobernador jujeño Gerardo Morales, con conocidas pretensiones electoralistas y diálogo fluido con Sergio Massa. Se lo acusa de haber pactado con el PJ por los puestos en el Consejo de la Magistratura. El golpe también salpica al sector de Larreta, Vidal y compañía, que reclaman un “gobierno de coalición amplia”, con el PJ no kirchnerista y los gobernadores, para aplicar medidas de fondo contra la clase obrera.

Una paz forzada

El resultado de la reunión de Juntos por el Cambio deja un sabor amargo para todos los participantes. La “unidad” forzada por Macri choca con las tendencias centrífugas a la disolución del espacio en distintos armados políticos. El propio Macri tuvo que darle la espalda a su coqueteo con el fascista Javier Milei, para evitar una ruptura de Cambiemos. Algo que dejó desairado al “libertario”, quien por las redes salió a despegarse de quienes hasta hace días convocaba a un frente común.

Macri intenta jugar el rol de árbitro entre las distintas tendencias, pero a la vez su figura aparece cuestionada como una de las más del espacio porque rememora su recientemente fracasada gestión, que terminó con un megaendeudamiento ante el FMI, 16 millones de pobres y ni una inversión patronal de las anunciadas.

Patricia Bullrich denunció los límites de esta política de “autopreservación” cuando señaló que las fuerzas que bloquean una eventual alianza con los “libertarios” son las mismas que andan a la caza del “voto libertario” en las provincias.

Juntos por el Cambio aparece como un matrimonio en crisis, con frentes internos que chocan por divergencias en cuanto a un futuro gobierno de “coalición”  o de “rapiña”, para el ajuste. La divergencia se explica en gran medida por fracaso reciente del gobierno cambiemita, que se encontró en una impasse al vacilar entre una política de shock y una de gradualismo para “digerir” el ajuste, por medio del pacto con los gobernadores, la burocracia sindical e incluso la tregua con las organizaciones sociales del Triunvirato Cayetano. Tarea que ahora resulta más dificultosa, ante el cuadro de agravamiento de la crisis sociales y económica, y la volatilidad política.

Ni ni

Entre las “palomas” y “halcones” del Pro y el bloque radical se esconden distintas rutas que intentan viabilizar las turbulentas exigencias del FMI: el saneo del gasto público, la devaluación, la recomposición de las reservas para el pago de la deuda, la liquidación de las jubilaciones y las reformas estructurales contra la población trabajadora. Pero es precisamente en este punto donde se toparon con una resistencia obrera y popular que no pudieron doblegar, como especialmente se manifestó en diciembre de 2017. No por nada desde las detenciones de Morales hasta los ataques de Larreta, todos descargaron su artillería contra el movimiento piquetero.

La imagen de “unidad” presentada por Juntos por el Cambio ya se desmorona. La derecha no encuentra su eje político en gran medida porque el gobierno le ha copado la parada del ajuste fondomonetarista, con línea directa con Washington, para lo que se ha prestado incluso la vicepresidente Cristina Kirchner.

Ninguna salida positiva para los trabajadores puede venir de la casta de los ajustadores. Al régimen del hambre y la miseria de los que nos gobiernan hace décadas se lo enfrenta con la izquierda, organizados en los lugares de trabajo, en los barrios y los centros de estudiantes, para derrotar el ajuste del FMI.