Políticas

12/11/2018

Justicia por Zaira Rodríguez. Basta de zonas liberadas

La responsabilidad del poder político

El reciente asesinato de Zaira Rodríguez, de 21 años, ha conmovido a toda la comunidad de San Martín. La inseguridad es un problema que afecta, en primer lugar, a los y las trabajadores/as. También en esto, somos el sector más vulnerable de la población. Zaira fue asesinada de un balazo en la cabeza cuando dos personas intentaron robarle el auto en Villa Ballester.


Pero el asesinato de Zaira, así como tantos otros, demuestra que el aparato represivo desplegado en las calles no ha servido ni servirá para garantizar la seguridad de los vecinos de San Martín. Por el contrario, su doble función consiste en regimentar a los trabajadores y a la juventud, al mismo tiempo que garantizan y organizan el delito.


El Estado es responsable


En el Partido de San Martín, el encubrimiento policial y del poder político a las mafias narcos y el crimen organizado no es una novedad. Ha quedado demostrado en casos como el de Araceli Fulles, Candela Romero o Melina Romero; en los que se ocultaron pruebas y se obstaculizaron las investigaciones.


La presencia de gendarmes y policías de todos los colores -bonaerense, local y municipal- no ha servido para evitar delitos cuyas víctimas son trabajadores y vecinos, sino muy por el contrario: es el mismo aparato estatal responsable de liberar zonas al narcotráfico, las redes de trata y el delito organizado. 


Nos encontramos frente a una profunda descomposición de las fuerzas de seguridad. El delito en el conurbano bonaerense no podría desarrollarse como lo hace sin una cobertura política, policial y judicial. Por eso, ante cada crimen, los vecinos reclaman en las intendencias. Venta de drogas, zonas liberadas, desarmaderos de autos robados y demás rubros se vinculan directamente con la corrupción municipal, con los intendentes y, por supuesto, con las fuerzas de seguridad. Porque son ellos los cómplices, garantes y protagonistas del crimen organizado en todos los órdenes.


Nuestro programa


Por todo esto resulta necesario remarcar que la falta de seguridad cotidiana es uno de los signos más contundentes de la descomposición del Estado capitalista. 


Entonces, ¿cómo pretender acabar con el delito y con la inseguridad sin atacar al aparato del Estado que lo encubre y protege, y sin atacar al capitalismo, que se nutre como un parásito del negocio de la destrucción física y moral de la juventud y la clase obrera?


Desde el Partido Obrero levantamos un programa en defensa de la población: control de los libros de guardia de las comisarías por asambleas de vecinos; cárcel a todos los responsables de organizar el delito; organización de una fuerza de seguridad bajo control de los vecinos y las organizaciones de derechos humanos.


La juventud, los trabajadores y las mujeres tienen por delante la tarea de organizarse en forma independiente del Estado en defensa de todas sus reivindicaciones.