Políticas

29/7/2015|1374

Kicillof es Fábrega


Las operaciones a través del contado con liqui nuevamente han tomado relevancia en la política económica. La escalada del dólar, que superó la barrera de los 15 pesos en el mercado paralelo, no fue mayor sólo porque el gobierno decidió liquidar cerca de 150 millones diarios de bonos en dólares en manos de la Anses.


Esto implica un relativo viraje dentro de la batería de medidas que ha aplicado el kirchnerismo para influir en el tipo de cambio no oficial. Es sabido que el ex presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, presentó su renuncia cuando CFK lo acusó abiertamente de realizar operaciones que beneficiaban a los bancos. Estas constaban básicamente de promover la fuga de capitales a través del contado con liqui.


Este mecanismo para esquivar el cepo es muy simple: se compra -en pesos- un bono (que pagará en dólares) en Argentina y se vende, en dólares, ese mismo bono en el extranjero. Una vez vendido, los dólares resultantes del “intercambio” ya están en el exterior sin necesidad de ser “repesificados”. Así como se beneficia el que compra en pesos y vende en dólares, se perjudica a quien posee un bono que va a pagar en dólares, pero se vende en pesos, la Anses.

En plena corrida, en el medio de la campaña electoral, fue el nuevo presidente del BCRA -el cristinista Alejandro Vanoli- quien salió a desmentir que existan limitaciones al trading en la Bolsa con este mecanismo. Los rumores surgieron a partir de un fallo de la Corte que desestimó un recurso de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) contra el contado con liqui. “Desde el gobierno aseguran que había sido una presentación sobre un pedido puntual en un caso particular, en el cual se desvirtuaba el uso del contado con liquidación. Por su parte, el presidente del Banco Central sostuvo ayer que no se estudia ninguna medida para prohibir esta maniobra en general” (El destape, 14/7).


La decisión de los K de satisfacer la demanda de la burguesía se debe principalmente a dos factores: la necesidad de achicar la brecha existente entre el dólar oficial y el paralelo -es decir, de hacer frente a la corrida-, por un lado, y de caer en gracia a todo un sector del capital financiero que no está dispuesto a jugarse a fondo por la candidatura opositora de Macri, por el otro.


Para llevar adelante estos objetivos, el gobierno impulsa un nuevo vaciamiento de la Anses. El pasaje del “desendeudamiento” al reendeudamiento se ha hecho, nuevamente, a través de la desvalorización del capital de trabajadores activos e inactivos. La defensa de este patrimonio y el 82% móvil para todos los jubilados son dos puntos centrales de nuestro programa.


En definitiva, los K rifan lo que no les corresponde para intentar contener una devaluación que está en la agenda de un posible gobierno sciolista. El Frente de Izquierda se opone a los ajustadores, es la única alternativa de los trabajadores también en este plano.