Políticas

20/4/2020

Kicillof también va por el rescate de una deuda “impagable”

“En sintonía con el gobierno nacional”, Axel Kicillof presentará su oferta para reestructurar más de 7.000 millones de dólares de deuda externa provincial en manos de acreedores privados.


El gobierno provincial definió a esta hipoteca como “impagable”, pero se plantea un rescate de esos títulos. Comenzará así una negociación con los bonistas para evitar en default, aunque el camino aparece por demás espinoso.


En primer lugar, porque carga con un muy mal antecedente para cualquier pulseada. Recordemos que en enero retrocedió ante los tenedores del bono BP21, encabezados por Fidelity, que terminaron cobrando en efectivo 277 millones de dólares, a pesar de que el propio gobernador había afirmado que no podían pagarlo.


Ese escenario se repetirá ahora a escala ampliada. Kicillof pretende engancharse en el intento de reestructuración de la deuda externa emprendido por el gobierno nacional, pero ello puede terminar convirtiéndose en un salvavidas de plomo. A la espera de arrancar mayores concesiones, varios de los pesos pesados entre los bonistas, como BlackRock, Ashmore o el propio Fidelity, al igual que un comité de acreedores, ya rechazaron la oferta presentada por Martín Guzmán.


Incluso si la negociación por los casi 70.000 millones de dólares se encaminara, hay que tener presente que las condiciones de la provincia de Buenos Aires para ir a un repago de su endeudamientos son bastante más precarias. La provincia no recauda dólares, sino que debe comprarlos al Banco Central; por este motivo la devaluación aumenta de manera automática la carga de la deuda nominada en moneda extranjera.


Sumemos a ello que las presiones patronales por el otorgamiento de subsidios estatales y exenciones impositivas harán que siga mermando una recaudación que ya viene en caída libre –desde Arba calcularon que durante abril caería unos 17.000 millones de pesos. Además, el rol de auditor del FMI para garantizar el cumplimiento de un eventual acuerdo con los bonistas de la deuda nacional también constituye una amenaza para los trabajadores bonaerenses; recordemos que fue el Fondo Monetario el que exigió que sean las arcas provinciales las que carguen con los costos de los subsidios al transporte y las distribuidoras de electricidad del Conurbano.


Todo esto hace pensar que el riesgo de un default sigue acechando al mayor distrito del país, en el cual la situación social es cada vez más asfixiante conforme avanza la carestía y el tendal de despidos y recortes salariales. Con el correr de los días se agudiza también la crisis sanitaria por la falta de personal, la carencia de insumos y de elementos de protección para los trabajadores de la salud, en un cuadro de precariedad de toda la infraestructura hospitalaria de la provincia. Estas crisis se agrava con la ola de contagios entre el personal sanitario. Mientras todo ello sucede, Kicillof deja afuera de la reestructuración la deuda con los organismos multilaterales de crédito, que suma unos 706 millones de dólares y que sería pagada en tiempo y forma.


Si bien la oferta se presentará el martes 21, es evidente el afán por rescatar esta hipoteca “impagable”. Sin ir más lejos, respondiendo a los posicionamientos públicos en rechazo a la propuesta de Guzmán, desde el gobierno de Alberto Fernández señalaron que simplemente  “pide tiempo para apuntalar la recuperación de la economía y así poder honrar sus compromisos reconociendo prácticamente la totalidad de la deuda”, ya que la quita del capital es de apenas el 5%, un recorte menor a lo sugerido en los informes del FMI (Ámbito Financiero, 20/4).


Contra la entrega al capital financiero, los trabajadores tenemos que pelear por el repudio de esta deuda usuraria, para poner los vastos recursos de la provincia en función de atender la crisis sanitaria y social.