Políticas

10/6/2004|854

Kirchner cede y manda a la Argentina de nuevo a la quiebra

A pesar de las gigantescas concesiones que obtuvieron, los acreedores de la deuda argentina no parecen estar satisfechos: es que saben que hay más para ellos. Casi todos los analistas financieros coinciden en que la presentación que hizo Lavagna fue lo suficientemente confusa como para guardarse en la manga otras mejoras a favor de los acreedores. Voceros del gobierno, como Eduardo Curia, plantearon, por ejemplo, que podría haber “un pago en efectivo como opción” (La Nación, 2/6).


En Dubai, el gobierno había ofrecido reconocer 20.400 millones de dólares de deuda. Ahora reconoce 43.200 millones, más un bono atado al PBI que implica otros 10.000 millones de dólares (Lavagna dijo que este bono tendría un valor presente de 6.400 millones, lo que representa 10.000 millones de valor nominal). Sin dar ninguna explicación, Kirchner-Lavagna se han comprometido a pagar 32.800 millones de dólares por encima de la propuesta de Dubai. Con todos esos agregados, llegamos a 53.200 millones de dólares, tenemos que la quita nominal no es del 75% sino del 48,8% (53.200 millones sobre 104.00 millones). Si se agregara un pago al contado de 1.000 ó 2.000 millones de dólares (lo que representa entre 5.000 y 10.000 millones de valor nominal) como plantean algunos kirchneristas, la quita se reduciría al 40/45%, como obtuvieron Ecuador o Rusia.


A esto hay que agregar que en la propuesta de Dubai los intereses oscilaban entre el 0,5 y el 5%, según los bonos; ahora van del 1,35 al 8,21%. En base a todo esto, dice la consultora del banquero Mario Vicens, “la nueva oferta es sensiblemente más generosa que la anunciada en Dubai, ya que se contemplan el acortamiento en los plazos de los bonos nuevos a entregar, se incrementan considerablemente los cupones, se reduce la quita en el bono con descuento y se reconocen los intereses corridos y en atrasos”.


Para garantizar esos mayores pagos, el gobierno se compromete a obtener un superávit fiscal del 2,7% del PBI, que si se le suma el 0,6% de las provincias, salta al 3,3%. Aunque este superávit no alcanza para garantizar los pagos de la deuda.


El próximo “defol”


Entonces, hay dos posibilidades: o el superávit fiscal es mayor, con menores salarios y jubilaciones y menores presupuestos para educación y salud, o la Argentina va a un nuevo default.


Sin ponerse colorados, los economistas del Plan Fénix, que apoyan la nueva propuesta del gobierno (¿se podía hacer “otra cosa”?, se resignan ahora, con la misma fuerza con que apoyaron la propuesta anterior) reconocen que “la deuda seguirá siendo alta, los pagos de intereses serán elevados por muchos años y se requieren supuestos fuertes de crecimiento continuo, superávit fiscal, refinanciación de deuda, tipo de cambio alto, etc., para cumplir con el programa financiero” (Alejandro Vanoli, Página/12, 6/6).


“Aun si se acepta la propuesta oficial, la Argentina enfrentará un sendero de pagos muy exigente”, también admite Clarín (6/6). Pagar los vencimientos de los próximos años (2005-2010) (45.000 millones de dólares, sin contar los vencimientos con el FMI, Banco Mundial y BID), agrega Clarín, “supone conseguir financiamiento por la mitad de los vencimientos de Boden y Préstamos Garantizados. Gran parte de ese financiamiento se obtendría de las Afjp, que colocarían la mitad de los nuevos aportes de los afiliados en títulos públicos”.


La propuesta kirchnerista supone, entonces, el hipotecamiento de los nuevos aportes de los trabajadores a la jubilación privada.


Pero hay más.


El ministro de la Provincia de Buenos Aires, Gerardo Otero, ya reconoció que “las provincias tienen una concentración de vencimientos fuerte en 2005, 2006 y 2007, y (que) el superávit primario que podrían tener no alcanzaría para cancelar la totalidad de los servicios de amortización de la deuda” (Clarín, 7/6). Otero dice que la diferencia deberá ser cubierta por el gobierno nacional. Pero como el superávit nacional está destinado al pago de la deuda nacional, Otero está admitiendo que la llamada “sustentabilidad” de la deuda es apenas un dibujo.