KIRCHNER ESTA EN BABIA ¿O SE HACE EL GIL?

Que prohíba los despidos y las suspensiones

El martes pasado, Kirchner amenazó, como si fuera Presidente, que “no toquen ningún empleo”.  

Pero es lo que está ocurriendo todos los días.  

En la industria automotriz, las suspensiones se convertirán en despidos a partir de marzo, incluso para los efectivos.

Es lo que ocurre en Paraná Metal, donde la rotación de 700 trabajadores con dotaciones promedio de 70 obreros, da un promedio de tres días de trabajo por operario.

En Siderar, Techint propone repartir las horas de trabajo con la correspondiente reducción de los salarios.

Si esa reducción del sueldo es, digamos, del 30 por ciento, ello equivale al desempleo de un tercio del personal.

Por otro lado, bajo la presión de los despidos, el gobierno K está insinuando que las paritarias dejen de lado la discusión salarial; es lo que el pingüino Peralta está tratando de imponer en Santa Cruz.

Los capitalistas, mientras tanto, ganan un dineral: el reciente canje de préstamos garantizados provocó una suba de los bonos del 25 por ciento en tres días.

Clarín dice que “en los despachos oficiales se discute un acuerdo con el FMI” (1/2).

Pero un acuerdo con el FMI significará el congelamiento de los salarios y un super-tarifazo, y como consecuencia más crisis y despidos.

¿”Que no toquen ningún empleo?” Las pelotas, vienen por más.

Carrió, Macri, Solá y Binner se han puesto de acuerdo para impulsar la mega devaluación del peso y el acuerdo con el FMI.

En lugar de ir a España con la Presidenta, para arreglar con Marsans y con Telefónica, Moyano hubiera debido quedarse en Argentina y convocar a un Congreso de delegados de la CGT.

Lo mismo deberían hacer Yasky y De Gennaro -de la CTA.

En ese congreso los trabajadores podríamos decidir vetar cualquier suspensión o despido, reclamar el reparto de las horas de trabajo al cien por cien del salario, y votar la ocupación de toda empresa que no acate estas resoluciones.

Podríamos ofrecer un plan contra la crisis capitalista que no vacíe la Anses (como está ocurriendo), ni financie con la plata de los jubilados a Minetti y a Cargill.

Un plan que nacionalice los bancos y el comercio exterior y que canalice el ahorro nacional hacia un plan de obras públicas e industrialización, bajo el control de los trabajadores, y de atención de la vivienda, la salud y la educación.

No nos dejemos atropellar.

Que las comisiones internas, los sindicatos y las centrales sindicales impulsen un plan de lucha para imponer en los hechos la completa prohibición de los despidos y de las suspensiones.