Políticas

23/7/2009|1092

Kirchner, ¿qué te pasa? ¿Estás nervioso?

El lunes 13, la Secretaría de Comunicaciones (Secom) asignó a Cablevisión (del Grupo Clarín) 36.000 números telefónicos para clientes finales y 20.000 para servicios 0800 y 0810. Suena inverosímil, pero los plumíferos al servicio del gobierno siguieron al pie de la letra el guión escrito por la Noble. En cambio, las telefónicas, que conocen el paño, inmediatamente elevaron a la Secom una apelación.

Probablemente, el Grupo Clarín creyó necesario minimizar su victoria para que no se comience a ver la trama que está tejiendo con el gobierno K. La admisión de la Secom de que está trabajando en la portabilidad numérica de telefonía fija desde enero de este año (El Cronista, 8/7) podría formar parte del tejido. Su implementación (un cliente cambia de empresa telefónica pero mantiene su número) sería muy importante para abrir la competencia en la telefonía fija, hasta ahora monopolizada geográficamente por Telecom (norte del país) y Telefónica (sur). Además, si la Secom rechaza la apelación de Telefónica y Telecom, éstas estarán obligadas a ‘enganchar’ sus redes a las de Cablevisión (interconexión), de forma tal que un teléfono con numeración de Cablevisión pueda comunicarse con otro de las telefónicas. La interconexión y la portabilidad numérica son las llaves del negocio de telefonía fija y desde el año 2000 las telefónicas habían logrado congelarla.

Monopolio por aquí, monopolio por allá

Aunque la telefonía fija está estancada desde más tiempo que la móvil, es fundamental en la pelea del triple play. Clarín aspira a sacarle parte del negocio telefónico hogareño a Telefónica y Telecom, adosándolo a sus servicios de cable e internet; al revés, las telefónicas pretenden quedarse con el servicio de televisión paga del gran diario argentino y sumarlo a sus servicios de telefonía fija e internet. Asimismo, la experiencia más reciente y cercana (México y Brasil) de interconexión y portabilidad indica que las telefónicas incumbentes (las que ya están operando) pierden clientes que pasan a las entrantes (las nuevas operadoras).

Quizás el gobierno desea sacar la portabilidad numérica –que beneficia a Clarín– al mismo tiempo que la ley de medios audiovisuales –que beneficia a las telefónicas–, de forma tal de equiparar los tantos. Más allá de sus dificultades políticas para viabilizar ese anhelo, tampoco parece que ni las telefónicas ni Clarín quieren llegar a un arreglo.

Telecom podría ser una prenda de cambio. Por orden judicial, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia debe admitir apelaciones a decisiones que tomó anteriormente, lo que permite a la Justicia terciar en el pleito que enfrenta a la parte italiana de Telecom con la parte nacional (Werthein) y la Secom. Los italianos han puesto en venta su parte, aunque esperan mejores condiciones para concretarla. Clarín ha manifestado su interés en comprarla. Si Clarín se hace con Telecom, podría acordar con Telefónica un arreglo temporal de triple play monopólico, cada cual en su territorio, con lo que la portabilidad numérica en telefonía fija dejaría de ser necesaria.

Triste, solitario y final

¿Que dirá ahora la intelectualidad progre que pretendía engrupirnos y engrupirse sobre el significado revolucionario de la ley de rafiodifusión contra los medios de la “oligarquía”? Prometían la “madre de todas las batallas” –y los más fervientes defensores auguraban como peor escenario el voto no positivo de la oposición sojera en el Congreso– pero ni llegó a escaramuza. Un fiasco, como se dice, mientras las resoluciones que hacen falta –por caso, y sólo en relación con este tema, una que termine con la precariedad legal de las radios comunitarias en todo el país y no las exponga al riesgo de la confiscación– no salen. Sencilla demostración de que el capital transforma su interés en ley.

Ya a principios de junio, el gobierno de los Kirchner había mostrado la hilacha – bastaba tirar del hilo–  al firmar un acuerdo que canceló pasivos fiscales de Telefé del Grupo Telefónica; América TV de Narváez, Vila y Manzano, Nueva Provincia de los Massot, entre otros. Tal acuerdo fue denunciado –casi en soledad– por el Foro Argentino de Radios Comunitarias (Farco), una entidad que ha apoyado con entusiasmo el proyecto de SCA.

Antes fue la fusión de Cablevisión y Multicanal –¡con la firma de Guillermo Moreno!– en beneficio del gran diario argentino, que está más tranquilo que nunca. Antes fue el decreto 527, que extendió las licencias por diez años a los grandes grupos de comunicación. Así andando, el próximo año la ley de la dictadura cumplirá dos décadas de “vida democrática”. Esto es lo que se llama una “política de Estado”.

Las conclusiones ya están “blanco sobre negro”. El gobierno “nacional y popular” no va a democratizar el sistema de medios. No le está dada esa gracia, cuando ni siquiera garantiza derechos todavía más elementales: la salud, el trabajo, la vivienda. Somos los trabajadores –periodistas, telefónicos, videastas, comunicadores sociales, estudiantes, docentes– quienes tenemos que tomar esa tarea: organizarnos para luchar contra la dictadura del capital.

Paul Castañeda y Santiago Gándara