Políticas

18/6/2021

Luz y gas

Kirchnerismo y tarifas: en lugar de “picos” y “valles”, llanura de aumentos

Parrilli presentó en el Senado proyectos para establecer una "tarifa plana" y reducir punitorios por mora.

Oscar Parrilli, del ala kirchnerista del Frente de Todos, presentó en el Senado dos proyectos en relación a las tarifas de la luz y el gas. Uno de ellos propone una “tarifa plana” para evitar picos estacionales en la facturación. El otro busca limitar la tasa de interés por punitorios ante el incumplimiento del pago de ambos servicios. Lo que hay detrás de estas medidas es la intención del kirchnerismo de maquillar una política de tarifazos permanentes.

¿Se paga menos con una tarifa plana?

En algunos países se puede contratar el servicio de la luz y el gas bajo esta modalidad. En esos casos, la empresa establece un consumo máximo anual en función del gasto energético o de gas que se ha hecho en la vivienda el último año y lo divide por doce meses. Para el siguiente período, quien contrata el servicio recibirá facturas con un monto equivalente todos los meses, que es el resultado de la división mencionada anteriormente. Es decir, paga lo mismo que si no tuviera una tarifa plana, pero distribuido de diferente manera.

En lugar de pagar “poco” los meses de bajo consumo y “mucho” los meses de alto consumo, se pagará lo mismo todos los meses. Por lo tanto, el impacto en el bolsillo popular, a fin de cuentas, no varía.

Además, si el consumo de un hogar termina superando el consumo máximo anual del año anterior -sobre el cual se realiza el cálculo de la tarifa plana-, el usuario debe pagar la diferencia. Si consume menos, la empresa realiza un reintegro pero recién al cabo de un año, cuando el dinero a devolver ya se desvalorizó por medio de la inflación.

Punitorios

El único beneficio de estas medidas es el tope en la tasa de interés para aquellos consumidores que poseen moras con los servicios de luz y gas. En caso de aprobarse el proyecto, en lugar de que corra una tasa de interés de aproximadamente el 60% como ocurre actualmente, se establecerá un máximo del 30%. De todas maneras sigue siendo una cifra altísima que encarece el consumo de las familias, cuyos ingresos se ven pulverizados por el incremento de la carestía.

A su vez, la propuesta surge en momentos donde el retraso en el pago de los servicios por parte de los usuarios se agravará como consecuencia de los tarifazos previstos, del 9% en la luz y 8% en el gas. Como se ve, el gobierno pretende maquillar con estas modificaciones inocuas el esquema de aumentos semestrales que pactó con las empresas distribuidoras de gas y electricidad.

Tarifazos permanentes

Al igual que el proyecto de Máximo Kirchner que plantea descuentos en la boleta de gas para tan solo 40 municipios, lo propuesto por Parrilli también representa una maniobra para viabilizar los tarifazos en el conjunto del país. Incrementos concedidos a las empresas que proveen estos servicios, no obstante, a libro cerrado, sin evaluar cuáles son los costos reales de transporte y distribución. Mientras, el gobierno mantiene un subsidio dolarizado a la producción de gas a costa de los fondos públicos -que tampoco guarda relación con los costos reales- sin que esto redunde en una mayor inversión por parte de las petroleras.

En definitiva, lo que busca el oficialismo es reducir en parte los subsidios a las tarifas dando lugar a aumentos, en pos de achicar el “gasto público”, como una de las exigencias del FMI para arribar a un acuerdo. Sin embargo, pretende mitigar el descontento popular que suscita esta política con “espejitos de colores” para disimular el ajuste en curso.

Debemos rechazar los tarifazos, abrir los libros de las privatizadas y de la producción de gas para evaluar los costos reales. A su vez, es necesario nacionalizar bajo control obrero los hidrocarburos y la industria energética, para destinar esos recursos al desarrollo productivo del país y a la satisfacción de las necesidades populares.