La agenda patronal de Kirchner y Lavagna
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El país asiste a un debate singular. El Presidente J de la Nación y su ex ministro de Economía se encuentran enfrascados en una pelea para determinar quién de los dos ha patrocinado mayores actos de corrupción.
Lavagna ya se había ido del I gobierno denunciando el pago de sobreprecios en los contratos de obras públicas que otorga el ministro De Vido.
Desde el gobierno ni siquiera se molestan en refutar a Lavagna; se limitan a responder que, cuando era ministro, había que pasar por su consultora Ecolatina para conseguir algún contrato oficial.
Socios en eso del ‘superávit fiscal’, no caben dudas de que los dos tienen razón; Kirchner y Lavagna no compiten solamente en políticos, también lo hacen con los empresarios.
El Presidente acaba de parar modificaciones a la legislación laboral en la Cámara de Diputados para complacer la presión de los grupos patronales.
Más allá de esto, rivalizan en una agenda que tiene en cuenta solamente los intereses capitalistas; no hay siquiera un resquicio en esa agenda para las grandes preocupaciones populares.
Uno y otro son responsables de que rija un salario mínimo que es inferior a la canasta de la pobreza.
Lavagna no le reprocha a Kirchner que hubiera impuesto un tope salarial en la negociación de los convenios colectivos.
En esta ‘pelea’ los trabajadores somos los convidados de piedra.
Si dejamos que esto siga así, seguirán imponiéndose políticas antiobreras.
Como lo demuestra la crisis financiera mundial, ni Kirchner, ni Lavagna (y, para el caso, ni Carrió o Macri) pueden ofrecer otra cosa, porque el sistema social que defienden se encuentra en descomposición.
Derrotemos la perspectiva que traman los políticos que representan los intereses patronales o capitalistas.
Hagamos plenarios y asambleas de obreros y trabajadores para concentrar nuestras fuerzas en una perspectiva que sea nuestra.
Con un programa común y una organización de lucha prepararemos una alternativa de emancipación nacional y social.
