La semana pasada se celebraron 15 años de democracia.

Es decir, de los gobiernos de Alfonsín y de Menem.

O de los gobiernos porteños de Suárez Lastra, Grosso, Bouer, Domínguez y De la Rúa.

De los gobiernos de los shoppings y de las autopistas pagas.

De Puerto Madero. O sea de los gobiernos de 4.000 dólares el metro cuadrado.

De los de la erradicación de villas y de los desalojos.

Es decir, de los gobiernos de la mayor especulación inmobiliaria desde los frenéticos escándalos que rodearon a la crisis de 1890.

De los gobiernos que prometen convertir a Buenos Aires en una ciudad turística y en un centro financiero.

De gobiernos que mueven más de cinco mil millones de dólares, si se suman el presupuesto, la deuda del municipio y los bancos que controla.

Pero, en 15 años, no pudieron actualizar la red clocal que data de la década de 1910.

A pesar de las continuas inundaciones. En la ciudad de las sudestadas.

Por este motivo perdió la vida en la madrugada del domingo César Di Spalastro. Tragado por una alcantarilla. Como en la superficie de un Titanic que no navega ni choca con los témpanos.

César murió porque en 15 años han gobernado los capitalistas contra los trabajadores.