Políticas

5/4/2007|986

La alianza política de las AFJP con el gobierno


Que las las AFJP digan que “esta reforma es buena para todo el sistema previsional, para el de reparto como para el de capitalización” (Clarín, 1/4), deja en claro a quién ha beneficiado el entuerto del cual se jactan Kirchner y Massa. Es precisamente lo que reconoce Sebastián Palla, el director de la Unión de AFJP, para quien la reforma “establece reglas de juego claras y certidumbre al régimen de capitalización en particular” (ídem). Sin pelos en la lengua, el hombre.


 


El ejecutivo fue subsecretario de Finanzas con Roberto Lavagna. Con la lógica de un capitalista señala que la jubilación, tal cual la diseña la reforma, dependerá de “supuestos de inflación, supuestos de rentabilidad, supuestos de evolución de salarios para 20,30 o 40 años”, o sea, “de varias incógnitas hacia el futuro que hoy nadie las puede tener en sus manos porque nadie puede saber qué va a pasar”. Lo que quiere decir Palla es que, como ocurriera durante medio siglo, el Estado capitalista terminará malversando los fondos del Anses.


 


Lo que no dijo, sin embargo, es que ni el Estado ni las AFJP podrán pagar, en la mejor de las hipótesis, jubilaciones que superen el 50% del sueldo. En el sistema estatal no rige la movilidad y se mantiene la ley de solidaridad de Menem-Cavallo. El sistema privado, además de las “incógnitas hacia el futuro”, dentro de las cuales está la bancarrota de los fondos, no plantea ni en principio una remuneración jubilatoria que se acerque ni un poquito al salario de los trabajadores al momento del cese laboral.


 


En definitiva, la llamada “libertad de opción” es, ante todo, una trampa, porque obliga a los trabajadores a elegir entre dos sistemas que los perjudican y que les confiscan el aporte que hacen, ya que la mayor parte del rendimiento de estos va a parar a la caja de los bancos, bajo distintas formas: comisiones, manejo de las inversiones en grupos vinculados, especulaciones de riesgo, etc.


 


El ex funcionario lavagno-kirchnerista devenido en gerente de la cámara de AFJP muestra que el 'tope' que la reforma impone a las comisiones que cobran las AFJP es otra fantochada, porque ese tope “no está lejos de lo que es hoy”, pero aprovecha de todos modos para reclamar que esos ‘topes’ que no afectan las ganancias sean compensados con subsidios del Estado: “si topean los ingresos, dice el banquero, revisemos (los) costos regulatorios e impositivos”.


 


De todos modos, la mejor prueba de la satisfacción de los banqueros con la reforma ‘nacional y popular’ es la adhesión del jefe de la AFJP Previsol, Carlos Heller, a la candidatura de Filmus.