La banca Morgan aplaude a los nacionalistas K


Luego del anuncio del nuevo manotazo a las reservas del Banco Central, la cotización de los bonos de la deuda de Argentina subió en forma espectacular, al mismo tiempo que el banco J.P. Morgan recomendaba a los especuladores internacionales aumentar la tenencia de deuda argentina en sus carteras. La ‘confianza’ que ha inspirado el atraco a las reservas resulta más singular cuando se tiene en cuenta que la primera tentativa, el fondo del bicentenario, terminó empantanado en la Justicia y en el Senado. Lo que emerge de aquí es que la política del matrimonio oficial parece resultar más adecuada a los intereses de las finanzas capitalistas que las que propugnan notorios agentes de los bancos, como Redrado, Prat Gay o López Murphy.


Los K parecen haber jugado su supervivencia política a una alianza con la gran banca y los fondos internacionales, incluidos los fondos buitres. ¿Cuál es la explicación de esto?


De acuerdo con un dirigente de un importante fondo internacional, «la deuda en moneda local de los países emergentes es el activo más seguro en el mundo» (Financial Times, 1/3) –incluso más que el oro. Los bonos argentinos en pesos han sido, precisamente, aquellos que más aumentaron luego del segundo manotazo. El mercado de deuda internacional en monedas locales trafica valores por un billón de dolares, cinco veces más que en 2003, en tanto que el monto en divisas fuertes sigue estancado en los 250 mil millones de dólares (Financial Times). Esta disparidad obedece a que la gran acumulación de reservas que han registrado los países emergentes y los elevados precios de las materias primas, han reforzado el valor de las monedas locales. La expectativa de los especuladores es que las monedas locales se sigan valorizando y potencien de este modo el valor de la deuda pública de los países emergentes medida en divisas internacionales. Uno de los países que ofrece una mayor trayectoria de valorización es Argentina, donde la deuda pública se ha venido cotizando por el suelo debido al default y a la política de devaluación del peso. Desde que se anunció el canje esta tendencia se revirtió, reforzada por el mantenimiento de un cambio estable para no azuzar todavia más a la inflación. La expectativa de ganancias que ofrecen los países emergentes y Argentina a los buitres internacionales contrasta con el derrumbe de la deuda pública en Europa, Japón e incluso Estados Unidos. Los especuladores sacan préstamos en estos países, donde la tasa de interés es casi cero, y compran deuda pública emergente en proceso de valorización –lo cual les ofrece ganancias extraordinarias en medio de la crisis. En este escenario Argentina va camino a aumentar en gran escala el endeudamiento del sector privado y a un retorno a la ‘plata dulce’ de Martínez de Hoz y Cavallo.


Es obvio también que los bancos descuentan que las reservas manoteadas van a ser repuestas con el superávit de comercio exterior que Argentina espera para 2010. La Presidenta adelantó esta opinión en forma explícita en el Congreso. O sea que los K y la banca Morgan apuestan a que Argentina será la estrella emergente de 2010. Los K esperan, además, que los fondos que quedarán liberados del Presupuesto, permitan compensar el déficit fiscal o, en todo caso, facilitar a las provincias la financiación de sus déficits con nuevo endeudamiento. Como se ve, estamos ante el manual de los dibujos contables que los gobiernos hacen con el Presupuesto, y de nuevo, con la ‘ayuda’ de un banco internacional.


El esquema tiene, sin embargo, un pequeño defecto – y es aquí donde entra la oposición de algunos ‘neoliberales’ que siempre han sido concesivos al capital financiero. Ocurre que los bancos centrales de los países desarrollados (y China en especial) han comenzado a reducir la emisión de dinero destinado al rescate de los capitalistas, y en algunos casos han comenzado a aumentar la tasa de interés. El derrumbe del euro podría llevar a una apretada de clavijas monetaria en Europa, incluso si así se corre el peligro de precipitar cesaciones de pagos tanto públicas como privadas. Esta evolución provocaría una retirada de capitales de los países emergentes; los pronósticos ponen a Brasil como el país que enfrenta el mayor riesgo.


Por todo esto, los bancos centrales promueven la austeridad fiscal con preferencia al manotazo. Estos puntos de vistas diferentes han suscitado polémicas y dividido a la burguesía mundial. La bancarrota capitalista mundial ha entrado en la fase de las crisis monetarias. El agotamiento de la maniobra de pedir prestado a bajo interés para invertir en títulos de deuda de países emergentes, que ofrecen grandes rendimientos, deja planteada la perspectiva de un retiro de capitales (en lugar de mayores ingresos), como ocurriera entre septiembre de 2008 y marzo de 2009, cuando Kirchner compró sus famosos dos millones de dólares. El mes pasado ocurrió algo similar, pues se fueron mil millones de dólares.


Sea como fuere, el manotazo a las reservas acentúa la vulnerabilidad de Argentina a la especulación internacional. Cuando el respaldo de reservas comience a achicarse, los mismos bancos que hoy inflan la deuda de Argentina, mañana saldrán al ataque contra el peso. La conclusión es que, en el Ejecutivo y en el Congreso, Argentina es gobernada por un grupo de truhanes al servicio del capital financiero. Para poner fin a esto es necesario nacionaliar los bancos y el comercio exterior, sin compensación, y el no pago de la deuda externa.