Quienes dicen que “a los candidatos actuales ya no los elige nadie”, se equivocan; al menos, con “Cristina”.

Una “asamblea” de operadores bursátiles, en Nueva York, aclamó su postulación hace pocos días.

“Cristina está de moda en Wall Street”, le dijo a Clarín (28/6) un vocero del fondo Goldman Sachs.

“Será más flexible y pragmática”, agregó el agente de otro fondo de inversión.

Quienes dicen que los candidatos “no caminan la calle”, también se equivocan.

En los últimos meses, la señora del Presidente transitó por el mundo entero, entrevistándose con todos los gobiernos, sean éstos derechistas o “socialistas”, neoliberales o nacionalistas.

La larga gira de la candidata comenzó precisamente en Nueva York, junto a los principales dirigentes de la derecha sionista.

Allí, Cristina se comprometió a manipular la causa AMIA en favor de Bush, de Olmert y de Blair, o sea, de la guerra imperialista.

Ahora, la senadora será candidata a Presidenta para capear otro fracaso, que ha dejado al pueblo sin agua, sin luz y sin gas, y con una inflación rampante.

¿Qué ofrece Cristina?

Trasladar al pueblo la factura del “fraKaso”, con tarifazos, más carestía, congelamientos salariales y despidos de trabajadores.

Por otro lado, una mayor entrega a los monopolios petroleros y a los usureros de la deuda externa.

Los Romero, Scioli y demás menemistas reciclados, bancarán a Cristina siempre y cuando cumpla con ese mandato.

El mismo que agitan, como programa de campaña, los López Murphy, Lavagna o Carrió.

En oposición política a ellos, y para luchar contra ellos, llamamos a los trabajadores y a la izquierda a desarrollar una oposición obrera y socialista.