Políticas

4/8/2017

La clase capitalista exige liquidar las conquistas de los trabajadores

Sobre la reforma laboral


Que los cierres de AGR-Clarín y Pepsico tienen el propósito de imponer el arrasamiento de los derechos laborales es una certeza que no tiene discusión. Los acuerdos de las burocracias petrolera, de Uatre, y de Smata con las patronales son una avanzada en esa perspectiva.


 


El diario El Día (30/7), de La Plata, señala, en referencia a la reforma laboral que tiene en carpeta el gobierno: “los cambios que contempla son variados, y van desde la reducción de multas para las empresas que blanqueen personal y la reducción de aportes patronales, hasta el fuerte impulso, tanto del régimen de pasantías, como de la tercerización de servicios (…) apuntará –a través de distintas iniciativas– a disminuir los costos laborales desde el momento del ingreso del dependiente hasta su desvinculación. Al mismo tiempo, buscará cambiar la ley de pasantías vigente, ampliando los plazos y la cantidad de horas, de las cuatro actuales a seis. Y, también, Cambiemos analizará los convenios colectivos de cada actividad, con la finalidad de adaptarlos a la realidad actual del ‘empleo’. En este caso, el foco está puesto en resolver dificultades como el ausentismo, hacer una revisión de categorías y darle protagonismo a la polifuncionalidad”. “La cartera de Jorge Triaca –dice El Día– aboga por  la incorporación en las negociaciones colectivas de cláusulas vinculadas con la productividad  por un lado y la competitividad por el otro”.


 


Por su parte, Joachim Maier, presidente de Adefa (Asociación de Fabricantes Automotores) y de Mercedes Benz, expresa en un reportaje a La Nación (30/7):  “queremos que los trabajadores sean polifuncionales, no que a un trabajador se lo pueda usar para esto y no para otra cosa, si no, de esa manera, siempre estoy aumentando artificialmente la cantidad de mano de obra, o sea la ineficiencia. Tenemos una mano de obra muy protegida (…) están los costos de ART, las cargas sociales, la necesidad de flexibilidad en la contratación de personal temporal o la formación técnica. No estamos hablando del salario de bolsillo, pero está el tema de la antigüedad  que deberíamos discutir. Sólo por eso aumentamos el costo laboral 1% por año. Tenemos un trabajador 30 años en la empresa y te cuesta 40% más que uno nuevo por antigüedad. Eso no es justo, gana más porque calentó más tiempo la silla”. También atacó un supuesto 10% de ausentismo laboral y lo comparó con el 1 al 2% de México. A su turno, Miguel Acevedo, presidente de la UIA, dijo a Radio 10 que “hay algo de lo que no se habla: el ausentismo en las fábricas”.


 


De acuerdo a un informe de Mercedes Benz, esta empresa radicada en Argentina exportó por primera vez a Estados Unidos y Canadá (en 2016) 8.600 unidades por valor de 300 millones de dólares. Entre 2003 y 2013 la industria automotriz creció un 487%, siendo Toyota, Ford y Mercedes Benz aquellas que estuvieron a la cabeza de las cien que más facturaron. Ahora, con el argumento de la disminución de las exportaciones a Brasil, y las ventajas (por la reforma laboral en México) con las que cuentan las plantas automotrices instaladas en ese país (pagan un salario promedio de 1,5 dólares la hora, y han reformado la ley federal de trabajo liquidando derechos de los trabajadores en 2012) se han lanzado a una ofensiva contra las condiciones de trabajo de la clase obrera. La clase patronal pretende aumentar su cuota de ganancia sobre la base de la miseria, el deterioro de la salud de los trabajadores, y hasta el riesgo de la propia vida. La pretensión que surge de las declaraciones de los exponentes más representativos del capital es disminuir drásticamente las indemnizaciones por accidentes de trabajo, por despido, instalar el trabajo temporario, suprimir las categorías y despedir al personal que ella considera ocioso para sobre-explotar hasta el agotamiento al escaso que queda “usándolo”, al decir de Maier, presidente de Mercedes Benz, hasta exprimirlo física y mentalmente, obligar a los trabajadores a concurrir enfermos mediante la implantación del presentismo, o suprimir la antigüedad.


 


No obstante las superganancias acumuladas durante años, la voracidad patronal pretende hacer pagar la inmensa crisis capitalista mundial a la clase obrera. Como el mismo Maier reconoce en sus declaraciones, la burocracia de Ricardo Pignanelli comparte su punto de vista.


 


Frente a la actual y futura ofensiva hay que seguir los pasos de Cresta Roja, Pepsico, AGR-Clarín, en la perspectiva de generalizar esas luchas y desalojar a la burocracia sindical de las organizaciones obreras. Hace falta la coordinación de las mismas, preparando un congreso de bases del movimiento obrero. En rigor, lo que está en juego es qué clase social debe dirigir la sociedad. Es imprescindible dar una batalla por la ruptura con los partidos del capital (macrismo, massismo, kirchnerismo, etc.) y fortalecer al Partido Obrero y al Frente de Izquierda.


 


Votar al Frente de Izquierda es, y debe ser, un paso adelante en la lucha por un gobierno de trabajadores.