Políticas

10/10/2002|775

La “colimba educativa” y la muerte de Cazanave

En el mismo momento que el gobernador Solá estaba anunciando su plan para mandar a los pibes que abandonan el Polimodal a los cuarteles para que aprendan “nociones básicas de computación, mecánica y carpintería”, se conoció que el joven Cazanave, que estudiaba en la Escuela de Suboficiales General Lemos, había muerto por los malos tratos sufridos en Campo de Mayo.


La propuesta de Solá había recibido el apoyo del propio Ejército porque así obtenía mayor presupuesto y más participación para influir en la salida de la crisis. La propuesta busca regimentar a la juventud, entregándola a la formación por parte de los militares, careciendo de lo único progresivo de la colimba anterior: la instrucción armada.


Pero la propuesta ha recibido un duro golpe con el caso Cazanave. El joven murió a pocos días de haber pedido la baja, cansado de los malos tratos recibidos. Según las denuncias de su madre, “la muerte se produjo como resultado de las vejaciones, maltrato y abusos reiterados a los que lo sometían los alumnos de segundo y tercer año. Periódicamente lo bailaban bajo el conocimiento de las autoridades militares” (Clarín, 6/10). En la denuncia sobre su muerte se destaca que al ingresar el joven tenía buena contextura física y practicaba deportes, pero al poco tiempo fue reducido a un cuerpo delgado, frágil, que llegó a pesar 45 kilos (ídem, 5/10).


El hecho de que los mismos alumnos de años superiores fueran quienes “bailaban” a Cazanave demuestra el clima represivo de la escuela militar. A esta escuela quiere Solá mandar a la juventud de la provincia de Buenos Aires que abandona el Polimodal por la falta de becas, que se les niega a los estudiantes pero que sí recibirían los militares por cada alumno.