Políticas

12/8/1999|637

La concertación con el clero y la patronal lleva al precipicio

Las centrales obreras de Mar del Plata han producido un hecho bochornoso.


Han accedido a un frente común con empresarios, jerarquía eclesiástica y gobierno con una única y gran consigna: “incluir a Mar del Plata entre las beneficiarias del Fondo del Conurbano y recibir una mayor tajada de los programas de ayuda económica y asistencial de Provincia y Nación”.


El proyecto de pronunciamiento no incluye un solo reclamo obrero. No está la prohibición absoluta de despidos y suspensiones. El pedido de la CGT de suspender los despidos por 180 días ni fue considerado.


No reclama la reincorporación de los desempleados a través del reparto de las horas de trabajo . No exige una garantía horaria o subsidio de 500 pesos.


Sí plantea el reclamo de la ‘patria contratista’ e inmobiliaria para apropiarse del Fondo del Conurbano.


¿No saben los dirigentes de la Cta, el Mta y la CGT que los 600 millones de pesos o dólares de ese Fondo han ‘resuelto la vida’ de un puñado de chupasangres capitalistas, pero no del cuarto de la población bonaerense que está desocupada o subocupada?


El “grupo de tareas” del clero


Pero los dirigentes de las centrales obreras han tenido una conducta, si cabe, aún más ignominiosa, al no haber denunciado allí la provocación armada por la jerarquía del clero y elementos parapoliciales contra los desocupados de la Catedral. No se han atrevido siquiera a reclamar “trabajo para todos” y la implementación inmediata de los 4.000 puestos de trabajo del Plan Barrios que nunca llegaron.


Mar del Plata es el centro de una catástrofe social donde la desocupación y la subocupación hunden a más de un tercio de la población, con la pesca en vías de una paralización casi total.


No hay peor ciego que el que no quiere ver


En menos de un mes, puede comenzar un nuevo período de veda frente al agotamiento de la merluza Hubsi (principal recurso pesquero) por la depredación producida durante el ‘festival de licencias’ de la década menemista. La promulgación de la Ley de Emergencia de Pesca fue presentada por la burocracia y la izquierda como una victoria del frente único de la patronal nativa y los trabajadores porque limitaron la acción de los buques factoría (luego de que éstos habían vaciado al caladero). La ley, sin embargo, no contiene una coma que apunte a resolver la desocupación planteada a los trabajadores de mar y tierra y, en cuanto a la industria, es un plan pérfido de concentración: las cuotas de pesca se otorgarán en el futuro a quienes posean permisos en regla y de acuerdo a la cantidad de empleados en blanco, frente ‘empresarios’ que hoy tienen al 80% del personal en negro y actúan con un alto porcentaje de embarcaciones sin permiso.


¿Qué respuesta deben dar los trabajadores?


Impulsar la autoconvocatoria de asambleas en cada lugar de trabajo, reclamando un plenario de delegados y activistas de Mar del Plata y toda la zona para resolver un inmediato paro activo y un plan de lucha por una salida “nuestra” a la crisis, llamando a ocupar toda planta que cierre, suspenda o despida.